4 de marzo de 2012
Domingo 2º de Cuaresma. Año B.
A medida que pasamos la Cuaresma preparando, reflexionando y mirando hacia el Viernes Santo y la Pascua, podemos estar seguros de que nuestro Dios no sólo nos escucha, sino que también nos asegura un futuro.
Génesis 17:1-7; 15-16; Salmo 22:23-31; Romanos 4:13-25; Marcos 8:31-38 o Marcos 9:2-9
Aunque Marcos 8:31-38 y Marcos 9:2-9 proporcionan un contraste entre identificarse con aquellos que están avergonzados y anhelar la gloria, nuestros otros pasajes (Génesis 17:1-7, 15-16; Romanos 4:13-25 , y el Salmo 22:23-31) comparten un énfasis convergente en cómo Dios es capaz de asegurar un futuro para aquellos que no parecen tener ninguno.
¿Qué evocan las palabras "arrepentimiento" o "penitencia" en ti? ¿Tus creencias acerca de estas palabras reflejan "miedo humano" o una "amenaza divina?" ¿Cómo es eso?
Dada la conexión tradicional entre la Cuaresma, y la preparación y la penitencia, este puede ser un tiempo apropiado para reflexionar sobre nuestra comprensión de Dios. Para muchos y durante mucho tiempo, la penitencia y el arrepentimiento se han entendido en términos de temor humano y amenaza divina. Es decir, si uno no se arrepiente, uno será severamente castigado, incluso condenado por Dios. Las personas LGBT no son ajenas a este tipo de razonamiento. El arrepentimiento ha sido a menudo utilizado como un arma contra nosotros ("a menos que nos arrepintamos y nos convirtamos en "heteros", seremos enviados directamente al infierno"). Sin embargo, el Salmo 22:24 proclama: Dios no "desprecia ni aborrece la aflicción de los afligidos." De hecho, si uno lee el Salmo 22:23-31 a la luz del Salmo 22:1-22 -versos que a menudo son utilizados por la iglesia durante la Semana Santa- se verá que el salmista es quien está sintiendo o experimentando el abandono, el sufrimiento y la alienación social, incluyendo el desprecio y la burla de que a Dios no le importará alguien tan despreciable como el salmista.
Las personas LGBT están, por supuesto, familiarizadas con ese desprecio y dolor. Incluso, o especialmente cuando luchamos contra el desprecio o el odio hacia lo que somos como personas, también debemos luchar por tener una imagen diferente de Dios. No debemos atribuir lo que experimentamos al abandono o al castigo de Dios. En nuestro rechazo a la violencia emocional y física de la homofobia, una consecuencia refrescante debería incluir también nuestra reivindicación de un Dios diferente. Podemos reclamar un Dios que me oye y que no esconde su cara a quienes son vulnerables y víctimas.
Salmo 22:30-31 nos dice que Dios está a punto de redimir a quienes aún no podemos imaginar, o a "un pueblo que aún no ha nacido." Con el foco en Abram y Sarai, Génesis 17:1-7, 15-16, al igual que el Salmo 22:23, 30-31, hace hincapié en los descendientes y vástagos inesperados, y por lo tanto, en la maravilla de un Dios que es capaz de crear un futuro para la gente que parece no tener ninguno.
Sabemos por nuestra historia mundial, así como por nuestra historia dentro de los EE.UU., que limitar o impedir la reproducción biológica de las personas es una estrategia comúnmente utilizada, para privar de sus derechos y erradicar las poblaciones marginadas dentro de una cultura. La reproducción biológica es, por supuesto, un asunto complejo para las personas LGBT, ya que a menudo somos deslegitimados por nuestros actos sexuales "no-reproductivos", y por lo tanto, "no naturales" . Sin embargo, el mensaje increíble de Pablo en Romanos 4:13-25 es que a través de la fe, Dios no sólo "da vida a los muertos y llama a las cosas que no existen", sino que también hace a Abraham el "padre de muchas naciones" y "padre de todos nosotros." En otras palabras, la familia, el linaje y la herencia no tiene por qué estar ligado a la sangre, a la biología o a la legalidad.
De hecho, hemos sido testigos del mensaje de Pablo en muchas iglesias inclusivas, comunidades LGBT y asociaciones amigas que existen entre nosotros y alrededor de nosotros. Para muchos, estas comunidades florecientes y relaciones eran simplemente impensables décadas atrás. Del mismo modo, para aquellos de nosotros que aún no nos podemos imaginar una vida, relación o comunidad fuera del armario, las palabras de Pablo mantienen la promesa de que no importa lo oscuras que puedan parecer las cosas, aquello que parece o se considera muerto, aún se levantará otra vez. Esta posteridad representa la continuación de la alianza prometida, la generatividad, nuevos nombres, nuevos comienzos, y un futuro inagotable -incluso cuando nuestra propia finitud y sabiduría convencional diría que ese futuro de una promesa cumplida no es posible. Nosotros encontraremos... nosotros formaremos un nuevo, pueblo con el que podamos alabar a Dios y cumplir nuestros votos (Salmo 22:25-26).
¿De qué manera podrías "despreciar" a los demás? ¿Cómo te invita el futuro prometido por Dios para ti a la compasión y a la justicia para los demás?
A pesar o, quizá, a causa de lo que hemos dicho sobre la interpretación de Pablo del pacto de Dios, nos parece importante recordar que los cristianos tienen una preocupante tendencia a adoptar una práctica supersecesionista frente al judaísmo y a otras tradiciones de fe. Por supersecesionista, nos referimos a la actitud que niega y ve como inferiores a otras tradiciones de fe que son más antiguas o que están históricamente vinculadas al cristianismo.
Muchos, por ejemplo, leen Romanos 4:13-25 en términos de un "Pablo convertido" en lugar de un "Pablo enviado" y luego oponen un cristianismo de la fe por encima y contra un judaísmo de la ley. Vemos estas tentaciones a la supremacía o a la soberanía también en Génesis 17 y Salmo 22. En lugar de interpretar el "dominio" de Dios(Salmo 22:28) de manera imperialista, tal vez uno puede pensar en Dios como un ser superior, y más grande que todas nuestras ideas posesivas que han dado lugar a tanta opresión y la obstrucción, tanto nacionalista como religiosa. Los caminos de Cuaresma incluyen los rigores y las disciplinas de venir a rendirse a la idea de que ninguno de nosotros posee Dios.
Al mirar hacia el futuro prometido, recordemos el contraste entre Marcos 8:31-38 y Marcos 9:2-9. Más que por anhelar o identificarse con la gloria (Marcos 9:2-5), nuestro futuro debería caracterizarse por nuestra identificación con quienes han sido avengonzados como un espectáculo social (Marcos 8:31-38). Al igual que Dios escucha y atiende a los afligidos (Salmo 22:24) al convertirse en un Cristo crucificado (una exposición vergonzosa en una cruz romana a la vista de todos), las personas LGBT que han sido hechas a menudo un espectáculo "despreciable", no deberían avergonzarse de quienes han sido socialmente avergonzados y rechazados. No debemos equiparar ya un futuro humilde con la negación de la propia dignidad o con un auto-sacrificio que realmente sacrifica la justicia. Al mismo tiempo, no debemos caer en una mentalidad de revancha. Tal vez la mejor descripción de un futuro humildes sigue siendo la dada por el profeta Miqueas: "hacer justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios" (Miqueas 6:8).
Oración inclusiva
Dios de nombres,
viejos y nuevos.
Dios de pueblos,
viejos y nuevos.
Dios de promesas,
viejas y lo nuevas.
Nos convertimos en este tiempo:
de todo el orgullo de poseerte,
de todas la mentira de temerte,
de todas la carga de acusarte.
Nos convertimos a ti en esta tiempo:
de nuestro aislamiento nos volvemos hacia los demás,
de nuestro caos nos volvemos a la calma interior,
de nuestras cruces de vergüenza nos volvemos no a la gloria, sino a la solidaridad.
¡Esperamos contra toda esperanza...
prometiendo, poblando, dando un nombre!
Amén.
Vresión original en inglés: Out in Scripture