18 de marzo de 2012
Domingo 4º de Cuaresma. Año B.
Andar
en la verdad puede ser decir la verdad de la identidad sexual -salir
del armario como persona LGBT y cristiana. Esto se ve, algunas veces, en
comunidades hostiles, más como una cruz. Sin embargo, las personas LGBT
portan esa cruz -saliendo del armario una y otra vez, y no siempre ante
personas que valoren esta verdad nuestra.
Números 21:4-9; Salmo 107:1-3, 17-22; Efesios 2:1-10; Juan 3:14-21
En
los pasajes de la Biblia para esta semana se encuentran algunos de los
versículos más queridos y más a menudo citados de la Escritura:
"Ciertamente la gracia de Dios os ha salvado por medio de la fe. Ésta no
nació de vosotros, sino que es un don de Dios" (Efesios 2:8). "Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para
que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna"
(Juan 3:16). Estos versos son una buena noticia en este cuarto domingo
de Cuaresma, cuando muchos de nosotros se puede sentir como los
israelitas de nuestro pasaje de Números- "impacientes en el camino."
El
libro de Números narra el viaje de los hijos de Israel desde su
liberación de la esclavitud en Egipto hacia su entrada en la tierra de
Canaán. Este viaje se lleva a cabo en el desierto. Del mismo modo como
el pueblo vaga errante, así también lo hace el libro con sus historias
inconexas. Sin embargo, el libro hace honor a su nombre: Números. Se
trata de un libro sobre quién cuenta y quién es tenido en cuenta, como
indica el rabino Levi Sue Elwell. Se trata de un libro sobre la
construcción de la identidad de un pueblo. [Ver "Numbers" en The Queer Bible Commentary, Deryn Guest, Robert Goss, Mona West, Thomas Bohache, EDS, (Londres: SCM Press, 2006) 105-106.]
Esta historia de Números 21:4-9,
así como todo el libro, se hace eco de temas que resuenan en la
comunidad LGB. Salir de la esclavitud a la libertad es a menudo
paradójico. Hay veces en que añoramos la familiaridad del armario en
lugar de arriesgarse a lo desconocido de la libertad. Y salir del
armario es un viaje de por vida, que consiste en la construcción de una
identidad libre de homofobia. Números nos recuerda que el desierto es un
lugar extraño -el lugar intermedio que es un lugar, un lugar de
posibilidad, un lugar que no es lineal, un lugar donde nuestras
historias, por inconexas que parezcan, nos sostienen.
Jen Glass
reflexiona: "Me acuerdo del número de veces en que me puse impaciente en
mi camino, especialmente impaciente con Dios, sobre todo en esos
momentos en que me encuentro en lugares desiertos. A menudo, en esa
impaciencia exclamé, '¿Por qué yo, Dios?' ¿Por qué estoy pasando por
esto? Luego, algo más va mal o algo más me sucede y corro al encuentro
de un amigo o de un compañero espiritual, pidiendo su oración, su
consejo. A veces hay una palabra o incluso un e-mail al que me aferro,
al que miro como a esa serpiente de bronce, que me da vida, la
inspiración para seguir adelante. Pastoralmente, conozco situaciones en
las que personas ha venido a mí, en un lugar desierto, con toda clase de
cosas que van mal, y han pedido mi oración. Unos pocos han vuelto a mí
más tarde y me han explicado cómo algo que dije o un pasaje de la
Escritura al que me referí, realmente los ayudó, se aferraron a ello
para salvar su vida."
Glass continúa: "A veces es una cuestión de
reconocer verbalmente una mala acción o de hablar de lo que está pasando
dentro de nosotros, como una confesión, que se convierte en parte de
nuestro arrepentimiento y, a veces creo que en realidad mejora las cosas
o les da la vuelta. En ocasiones es lo que nos daña lo que nos hace
bien de nuevo, íntegros una vez más, como la serpiente.
¿Cómo es para ti el desierto? ¿Cómo o dónde encuentras vida en el desierto?
La
conversación de Jesús con el fariseo Nicodemo (¡que está lidiando con
algunas cuestiones de su propio "armario" cuando acude a Jesús bajo el
amparo de la noche!), continúa en estos versos de Juan 3:14-21. Después
de que Jesús dice a Nicodemo que debía nacer de nuevo, Nicodemo
responde: "¿Cómo puede ser esto?" Los versículos 11-21 son la respuesta
de Jesús. Los fariseos de nuestros días necesitan que se les recuerde
que Dios no envió a Jesús al mundo para condenarlo sino para salvarlo, y
que las personas LGBT son parte del "todo aquel" de Juan 3:16.
El
evangelio de Juan sugiere que, no sólo los israelitas en marcha, sino
todas las personas, sufren el veneno del pecado. El Evangelio no
menciona qué es el pecado, como tantos cristianos desean hacer, sino que
traza los síntomas del pecado. La gente vive existencias encubiertas
("en la oscuridad", como dice el evangelio de Juan). Como cura, el
evangelio pone de relieva mirar a Cristo. Como Moisés levantó la
serpiente de oro, así Jesús fue levantado en una cruz por nuestra
salvación. Mirar a la cruz permite a las personas llevar a cabo la clase
de obras que las expone a la luz.
Si esto suena como una especie
de truco de magia sospechoso -"Mira a Jesús, y serás libre"-, podemos
recordar que Jesús cargó con las consecuencias de vivir su identidad.
Para tomar prestado el lenguaje del evangelio de Juan, una vez más,
Jesús vivió la verdad ante todas las personas. Su "andar en la verad" le
llevó a Jerusalén, donde se enfrentó a las autoridades que lo pusieron
en la cruz. Fijar los ojos en Jesús es creer que vivir en la verdad vale
la pena. Fijar los ojos en Jesús significa creer que la bendición de
Dios reside en camianr en la verdad, más que merodear en la mentira.
Los
temas de la vida y la muerte se hacen fuertes en estos textos a medida
que viajamos por el desierto de la Cuaresma hacia la mañana de Pascua.
En Efesios 2, Pablo nos recuerda que hemos sido
vivificados en Cristo, elevados a los lugares celestiales (v. 5-6), que
hemos sido creados para las buenas obras (v. 10), y todo ello debido al
increíble regalo de Dios de la gracia. Muchos de nosotros nos sentimos
muertos cuando salimos por primera vez del armario, tal vez sobre todo
para nosotros mismos. Pensando que teníamos que renunciar a nuestra fe,
renunciar a nuestros sueños de la familia, renunciar al final feliz. Sin
embargo, cuando salimosdel armario para Dios, recibimos nada más que
amor y gracia. Las personas LGBT somos lo que somos porque Dios nos ha
hecho. Las personas queer somos creados en Cristo Jesús para las buenas
obras. Dios nos preparó de antemano para ser personas LGBT, nuestra
manera de vida. ¡Este es verdaderamente un don de Dios y nuestra buena
noticia que compartir!
Es muy fácil quedar atrapados en "lo que
estamos dejando durante la Cuaresma", pensando que de alguna manera van a
ser nuestros propios esfuerzos los que producen la vida nueva y libre
que tanto deseamos. En nuestro trabajo y lucha por la justicia como
personas LGBT, necesitamos que se nos recuerde que nuestras actuaciones
van de la mano con la gracia de Dios.
Durante el tiempo de
Cuaresma, las personas también asumen algo en lugar de renunciar a algo y
nos tomamos tiempo para reflexionar sobre cuáles son nuestras
iniquidades, transgresiones y pecados. A veces también es útil pensar en
cuáles no lo son. Las personas LGBT sabemos que nuestro pecado no es
nuestra orientación sexual o con quién dormimos. No son estas cosas las
que nos alejan de Dios, las que interfieren con nuestra relación con
Dios, o las que nos han hecho errar el tiro. De hecho, es nuestra
"rareza" la que nos ha llevado a una relación más estrecha con Dios,
aunque hay algunos cristianos a quienes todavía les gustaría considerar
un pecado ser queer.
¿Cuáles son tus disciplinas de Cuaresma? ¿Cómo te han permitido andar en la verdad?
En el Salmo 107:1-3, 17-22,
escuchamos: "Obstinados en su conducta rebelde, y afligidos por causa
de sus maldades". Los lectores LGBT de este salmo nos resistimos a la
idea de quienes son VIH-positivos se enfermaran a causa de malos caminos
y estuvieran afligidos. Las personas con VIH que han estado cerca de la
muerte han confiado en el inquebrantable amor de Dios y en su fe.
Ciertamente no están "curadas" de su condición, pero comparten sus
historias de otras maneras en las que han sido sanadas. Ellas describen
la forma en que han sido amados por los amantes, parjas, familiares y
amigos; las comunidades que se han manifestado su apoyo, los médicos y
enfermeras que cuidan con verdadera compasión, los medicamentos que
cambian las cosas, la manera como Dios continúa derramando gracia de
maneras inesperadas. Algunos estarán de acuerdo y se harán eco de los
primeros dos versículos del salmo: Damos gracias a Dios porque Dios es
bueno, porque el amor inquebrantable de Dios permanece para siempre.
Díganlo los redimidos de Dios, quienes Dios redimió de la angustia.
¿A qué te resistes en las lecturas bíblicas de hoy? ¿Te consideras entre los redimidos de Dios que lo dicen?
Oración inclusiva
Dios bueno y amoroso,
que nos cuentas entre quienes están incluidos en el "todo aquel"
y que nos creas personas cristianas LGBT,
que podamos seguir encontrándote a ti y a tu gracia dadora de vida en esta Cuaresma,
especialmente en nuestros lugares de desierto y en nuestra impaciencia,
para que nuestro andar en la verdad pueda ser bendecido
y nosotros, tus redimidos, podamos compartir la buena noticia de tu amor inquebrantable.
Amén, Amén.
Versión oroginal en inglés: Out in Scripture