30.11.11

Un futuro lleno de promesa

4 de diciembre de 2011
Domingo 2º de Adviento. Año B.

A veces un futuro inminente nos da el poder y la voluntad para abrazar el presente.


Las lecturas para este segundo domingo de Adviento, a diferencia de las lecturas de la semana pasada, muestran más impaciencia por el futuro que perplejidad por el presente. Tanto Isaías como Juan el Bautista llaman al pueblo a preparar el camino de Dios. De forma distinta, tanto el Salmo 85 y como 2 Pedro proclaman que la paz está al alcance de la mano, aunque aún tarde en llegar.

Marti Steussy señala que Isaías 40:1-11 refleja un tiempo anterior al de la lectura de la semana pasada. Aquí algo nuevo y bueno sin medida y sin precedente está a punto de suceder -el largamente esperado regreso del exilio. Isaías imagina el equivalente de una gran autopista, dice Charles Allen, que se extiende desde Babilonia a Jerusalén. Ante este nuevo acontecimiento, todas las cosas parecen posibles. Marti recuerda el día en que cayó el Muro de Berlín -ella estaba en un congreso, compartiendo habitación con una mujer de Alemania. Esos momentos son reales, y necesitamos agarrarnos a ellos, aún aunque haya que pasar por un montón de duros afanes una vez que se anuncie la buena noticia. Quienes hemos salido del armario, según Holly Hearon, experimentamos un regreso al exilio cuando reclamamos nuestra historia, nuestras identidades, nuestras vicisitudes -todo aquello que hemos ahuyentado o reprimido.

¿Has vivido en el exilio? ¿Has regresado del exilio? ¿O estás aún esperando? ¿Qué necesitas que ocurra a continuación?

¿A quién no le gusta el Salmo 85? Habla por sí mismo, dice Marti. Helene Russell, Holly y Charles piensan que el verso 10 es totalmente fabuloso: "Se encontrarán la misericordia y la verdad, se besarán la justicia y la paz". A Holly le gusta la imagen del beso: implica un tipo de intimidad, una disposición a ser un poco vulnerable y un compromiso del corazón a la vez que de la mente. Por supuesto, en el mundo de hoy, la misericordia y la verdad tienen aún que encontrarse, apunta Charles, y la justicia y la paz ni siquiera van de la mano, mucho menos se besan. Todavía se necesitan casamenteros, se le ocurre a Helene; quizá esas virtudes debería registrarse en Meetic.com.

Piensa en momentos en los que parecía que finalmente todo se avenía. ¿Cómo fue esa reconciliación? ¿Cuánto tiempo duró? ¿Está aún en marcha? ¿Volverá a darse?

Charles oye ecos del Salmo 85 en 2 Pedro 3:13-14, donde el autor busca un nuevo cielo y una nueva tierra "donde reinará la justicia", y donde nosotros hacemos "todo lo posible" para que Dios nos "encuentre en paz". 2 Pedro 3:8-15a trata se explicar por qué el prometido día del Señor no ha llegado aún. ¡Podría llevar miles de años! Marti señala que hay unos cuantos textos judíos de aproximadamente la misma época, que ofrecen explicaciones similares: Dios quiere que todo el mundo se reconcilie, no importa cuánto tiempo haya que esperar. No esperamos huir de este mundo, sino un mundo reconciliado. Y mientras esperamos deberíamos vivir los valores de ese mundo y no los de este. La paciencia de Dios es nuestra salvación. Holly se pregunta: si Dios espera a todo el mundo, "¿cuánto tiempo tendrán que esperarme los demás a mí?, ¿cuánto tiempo tendré que esperar yo a los demás? ¿Hay alguna forma en la que nos podamos ayudar los unos a los otros en este proceso?" La reconciliación requiere arrepentimiento, pero no arrepentimiento del amor reconciliador, independientemente de la sexualidad de cada uno.

Cuando los demás te invitan al arrepentimiento, ¿cómo respondes? ¿Te sientes presionado a renegar del amor que te ha encontrado? ¿Cómo podría el renegar del amor conllevar alguna vez auténtico arrepentimiento? ¿Qué tal si te arrepientes de no seguir tu corazón?

Charles señala qué fácilmente muchos de nosotros nos identificamos con la voz que "clama en el desierto" en Marcos 1:1-18. Helene coincide. Esta experiencia de ser una voz única y de no ser oídos, puede hacernos sentir ignorados e inútiles. Pero ser esa voz es parte de quienes somos. No podemos permitirnos el lujo de dejar que nos silencien. El arrepentimiento aparece aquí como el tema conector entre este pasaje y 2 Pedro 3:8-15a, comenta Holly, pero aquí está conectado con un "rito de paso", el bautismo.

Los rituales son importantes para celebrar los tránsitos, una forma de marcar el tiempo y de dar a estos momentos un lugar en nuestra memoria. ¿Cómo podrían ser esos rituales entre quienes hemos salido del armario? ¿Qué rituales tenemos ya, que nos ayuden a darnos cuenta de que Dios está presente, incluso en medio de nuestro desierto, y que se une a nosotros a través del Espíritu Santo? Charles sugiere que el prometido bautismo con el Espíritu Santo, puede ser lo que las personas experimentan cuando salen del armario, recordando que, en Hechos 10:44-48, un bautismo en el Espíritu hace que Pedro se dé cuenta de que las personas que él consideraba impuras, son tan aceptables para Dios como él lo es.

¿Dónde está tu voz? ¿Te encuentras en el desierto? ¿Quién te oye? ¿Dónde puedes ver signos de la nueva comunidad de Dios que emerge en lugares inesperados?

Oración inclusiva

Consuélanos, oh Dios.
Háblanos tiernamente y prepara nuestro camino,
para que podamos regresar de nuestros lugares de exilio
y encontrarnos revestidos de tu Espíritu,
apoderados para consolar a otros exiliados. Amén.