23.9.11

¿Está Dios en medio de nosotros o no?

25 de septiembre 2011
Domingo 26º de Tiempo Ordinario (Propio 21). Año A.

Conducidos al desierto sin agua ni esperanza, el pueblo de Dios se pregunta: “¿Está Dios en medio de nosotros o no?”. Dios contesta con un enfático “¡Sí!” -acompañado de historias comunitarias de la liberación, provisión y lealtad de Dios.


“¿Está Dios en medio de nosotros o no?”. Esta pregunta provocativa se entrelaza con las lecturas de hoy. En Éxodo 17:1-7 nos encontramos con una escena familiar. Los israelitas comienzan a alborotarse y a quejarse de que Moisés los conduce a la muerte. Ellos le preguntan: “¿Por qué nos has sacado de Egipto para matarnos de sed a nosotros, y a nuestros hijos y ganados?”. Por su parte, Moisés aparece frustrado por su impaciencia. Sin embargo, Dios provee milagrosamente agua de una roca.

Más significativo que la provisión de agua son los medios a través de los cuales Dios provee. La misma vara usada para quitarle el agua potable a los enemigos de Dios en Egipto (ver Éxodo 7:17), ahora provee de agua para el pueblo de la alianza de Dios (versos 5-6). Teniendo a los ancianos por testigos, la comunidad se avergüenza de su falta de memoria. Así como Dios tiene el poder de privar de agua para beber, también tiene poder para proveer de ella.

El agua y su potencial para sostener y destruir la vida, es una tema importante en el Éxodo. Desde el rescate del río del pequeño Moisés, a la travesía del Mar Rojo de los israelitas y a la sed de agua de los israelitas en este capítulo, la imaginería del agua está presente a través del relato. ¿Cómo saben que Dios está entre ellos? Porque Dios sigue utilizando elementos como el agua, que puede dar o quitar vida, como herramienta para acciones dadoras de vida, de camino a la Tierra Prometida.
Señala algunos acontecimientos en la vida de tu comunidad que tuvieron el potencial de ser devastadores, pero que al final fueron de ayuda e incluso alentadores.
La comunidad LGBT, en muchos aspectos, puede vincularse con la pregunta de si Dios está o no entre nosotros. Las experiencias de exilio, la falta de cuidado y de esperanza son comunes entre las personas socialmente degradadas. ¿Por qué será que cuando damos el primer paso hacia la libertad y la autorrealización, como es salir del armario, formar sistemas familiares estables y cultivar relaciones saludables, todavía nos encontramos en peligro? Éxodo 17:1 nos recuerda que el contexto inmediato donde se encuentran los israelitas no es aún la Tierra Prometida. Se trata solo de una etapa del camino -una parada en medio del trayecto- para que se lleven a cabo plenamente, lo que el Salmo 78:4 llama las obras gloriosas de Dios, y su poder y maravillas. Debemos ser especialmente cuidadosos, sin embargo, de no confundir las metas volantes de la ruta con la conclusión de nuestro camino de fe y de nuestra lucha.
¿Cuáles son algunos de los aspectos que dan vida o quitan vida en la situación de tu comunidad particular?
El Salmo 78:1-4; 12-16 es un salmo histórico instructivo. Recuerda a los lectores que los israelitas son el pueblo de Dios no solo de palabra. Son el pueblo de Dios, porque pueden hacer memoria de una historia del cuidado fiel, de la bondad, la provisión y la protección de Dios, a través de su itinerario desde el exilio a la promesa. De forma similar, la comunidad LGBT y otros grupos históricamente marginados somos parte de un camino -una lucha- en el que, con seguridad, muchos de nosotros no nos habríamos alistado voluntariamente. Sin embargo, tenemos una oportunidad de ejercitar tanto una memoria colectiva y fiel de nuestras pasadas experiencias con Dios y entre nosotros, como de expresar nuestra esperanza futura en la presencia y la acción de Dios.
¿De qué manera tu comunidad comparte y honra sus historias de lucha y esperanza?
El Salmo 25:1-9, por consiguiente, se plantea como un desafío para la desconfianza y la falta de memoria de los israelitas en Éxodo 17. En vez de orar a Dios para que nos ayude en nuestra angustia e incredulidad, y como un intento desesperado por sobrevivir, el salmista eleva una petición de ayuda a Dios a través de expresiones de confianza en su bondad. "Desde antiguo" (verso 6) Dios ha sido misericordioso y cariñoso- La respuesta adecuada a la pregunta de si Dios está en medio de nosotros o no, es un enfático "Sí", acompañado de relatos comunitarios de la liberación, la provisión y la lealtad de Dios. Las oraciones confiadas de petición de ayuda, guía y fortaleza, deberían basarse en nuestra historia cristiana de fe, que encontramos tanto en las historias de la Biblia, como en las historias de nuestras comunidades de fe contemporáneas. Somos un pueblo en medio del cual Dios está. ¿Cómo lo sabemos? Porque nuestras historias, nuestros fieles antecesores así nos lo dicen.
Cuando Jesús enseña en Mateo 21:23-32, su autoridad para hacerlo se ve desafiada por los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo. Puesto que la autoridad es la capacidad para influir en el comportamiento de los demás, la renuncia de Jesús a dar ninguna prueba adicional de la legitimidad de su autoridad, parece estar basada en el hecho de que, como Juan el Bautista, él ya tenía la credibilidad del pueblo. Cada vez que las personas LGBT de fe, trabajamos dentro o fuera de la estructura del poder establecido de la iglesia, encontramos que nuestra autoridad para hacerlo se ve desafiada. Astutos oponentes intentarán siempre socavar nuestro trabajo, negando su validez "del cielo" y diciendo: "No sabemos". Jesús nos recuerda en la parábola que son aquellos quienes hacen la voluntad de Dios, incluso a regañadientes (posiblemente por las malas experiencias del pasado), quienes entrarán en el Reino de Dios.
Oración inclusiva
Dios paciente, en nuestros momentos de aflicción nos preguntamos por tu presencia. Mientras que otros puede que continúen cuestionando nuestro compromiso contigo, como también tu compromiso con nosotros, nútrenos con tu presencia sustentadora de vida. Ayúdanos a unirnos al antiguo grito del salmista: que Tú estás aquí. Amén.