22.9.10

Bendecidos para ser una bendición

26 de septiembre de 2010
Domingo 26 de Tiempo Ordinario. Año C.

¿Podemos imaginarnos a nosotros mismos realmente bendecidos por Dios? ¿Cómo cambia esa bendición la manera en que vivimos nuestras vidas?

La parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro en Lucas 16: 19-31 nos impacta por su lógica tan directa. Una persona disfruta de riqueza y placer en su vida, mientras otra sufre pobreza y enfermedad. En la próxima vida encuentran con que se han vuelto las tornas. Se han cambiado los papeles. ¿Puede ser verdad? ¿Invierte de verdad Dios las suertes de los que tienen y de los que no tienen? ¿Es la verdad tan directa, tan  radical?

¿Qué tal si imaginamos el relato en un contexto contemporáneo con nuevos personajes, uno hetero y otro gay? Supongamos que el hetero mantiene alejado al gay de la iglesia y le niega el acceso a la comunión, a la ordenación y a la bendición de una unión sagrada o matrimonio? Acaso el personaje hetero pensaba que el gay era desordenado, malvado, indigno del amor y la salvación de Dios. El hetero usaba la Biblia contra el gay y condenaba a todos los que eran gays. Qué irónico pues que el hetero tras la muerte acabase en el Hades, mientras que el gay era arrebatado por los ángeles.

Podríamos imaginar otro cambio, no del hetero y el gay, sino quizá del gay y del hetero. Cualquiera que sea el papel que privilegiemos, el foco continua siendo cómo nos tratamos unos a otros. Algunos de nosotros que en la comunidad LGTB pueden ciertamente vilipendiar a personas y comunidades como "enemigos" nuestros. Sin embargo, si esos "enemigos" se sientan a nuestra puerta heridos y necesitados de ayuda, seríamos igual de culpables por pasar de ellos y no dales cuidado como otros han hecho en algunos casos con nosotros. Nuestras vidas en Cristo, no importa quiénes seamos o a quiénes amemos, están destinadas a hacer el bien, a ser generosos y a compartir.

¿Cómo imaginamos que este relato tiene lugar hoy? ¿Qué papel jugamos nosotros?

En Jeremías 32, el profeta se encuentra también cambiando lugares. Célebre a los ojos del rey Sedequías como el profeta de la perdición de Jerusalén, Jeremías se encuentra con la palabra de Dios. Jeremías no va a condenar más a la ciudad santa; en su lugar, va a adquirir un campo. Esta adquisición garantiza  al profeta un lugar en el bienestar a largo plazo de Jerusalén. Eso es un cambio.

Dios informa a Jeremías: "tuyo es el derecho de la herencia y a ti corresponde el rescate" (Jeremías 32: 8). Estas palabras, dirigidas a una situación deprimente, pueden hablar hoy a las comunidades eclesiales marginadas. Aún necesitamos profetas a través de los cuales Dios anime a estas comunidades a autoafirmarse como "iglesia". Muchas comunidades de fe viven desgajadas de un tronco, arrendando un espacio de alguna que otra organización o iglesia -fuera del modelo tradicional de edificio- sin embargo son auténticamente iglesia. Muchas comunidades de fe son servidas por y sirven a los que con frecuencia son marginados -incluida la comunidad LGBT. ¿Cuál es la palabra de Dios para esas iglesias marginadas? Dios tiene un lugar para ti. Más aún, la redención de Dios es para todas las personas, incluida la comunidad LGTB. Jen Glass enfatiza: "Es tiempo de recobrar lo que se nos ha quitado en el pasado -habiendo sido enviados al exilio, si se quiere-nuestro derecho a asistir a las iglesias. Nuestro derecho de posesión y redención nos es dado por Dios. ¿Cómo podremos, como Jeremías, invertir en le futuro de Dios?"

¿Qué importancia tiene el "lugar" para una comunidad de fe? ¿Qué importancia ha tenido el "lugar" para la comunidad LGTB? ¿Cómo podría el "lugar" expresar la redención y la bendición de Dios?

El Salmo 91 está entre los salmos favoritos de la gente. Son muchos también los que encuentran consuelo en él. Parece que aquí la clave está en aprender a vivir en la protección del Señor. Dios es lo bastante grande como para protegernos a todos nosotros. El refugio y la fortaleza de Dios es lo bastante grande como para abarcar a toda la humanidad. Este salmo no promete la protección de Dios a los que sean hetero, a los que no tengan pecado o a los que lleven vidas perfectas. Todos los que moran con Dios recibirán la protección de Dios. No necesitan vivir con temor. Con Dios no hay miedo de la noche, de la enfermedad o de la oscuridad.

No había pandemia de VIH/SIDA cuando este salmo fue escrito. Sin embargo, muchos en la comunidad LGTB, que han vivido los primeros años del SIDA, han encontrado protección en Dios en medio de tiempos muy duros y de muchas muertes. Dios ha sido un refugio para los que han sufrido y han sobrevivido, y para los que aún sufren y sobreviven cuando el SIDA sigue atacando con furia. Los que aman a Dios serán liberados. Los que aman a Dios están protegidos. Ninguna condición se requiere para alcanzar el amor y la protección de Dios, sólo que se ame a Dios. Jen Glass expresa la esperanza de que, "Si sólo más personas LGTB escucharan este mensaje: ama a Dios, clama a Dios, encuentra protección en Dios, porque Dios está con nosotros, incluso cuando aún se les niega a algunas personas la acogida en la iglesia, incluso cuando se les niegan los derechos humanos básicos, incluso cuando son torturadas y asesinadas por ser LGTB. Dios es nuestra protección y nuestro refugio. No debemos tener miedo".

¿Cuándo te has vuelto a Dios esperando encontrar protección y refugio? ¿Has encontrado consuelo?

¿Establecen las realidades de la jerarquía eclesiástica, el patriarcado y la esclavitud los límites del favor de Dios? 1 Timoteo ha sido usada para reforzar tales sistemas opresivos como se expresa en esta orden: "No permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio" (1 Timoteo 2: 12). Sin embargo, en esta carta también se nos recuerda que la clave de una vida fiel es la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia y la mansedumbre (1 Timoteo 6: 11). Nuestras vidas en Cristo trascienden los bienes de la riqueza material. Por el contrario, lo que importa realmente es cómo cultivamos nuestros espíritus y cómo tratamos a los otros. Como en el Salmo 91, ningún requisito acompaña a estas  bendiciones.

¿Qué evidencias de justicia, piedad, fe, amor, paciencia y mansedumbre hay en tu propia vida y en la vida de tu congregación?

Oración inclusiva

Dios todopoderoso,
nuestras vidas están en tus manos.
Te damos gracias por el don de nuestras vidas
y por las muchas bendiciones de que nos provees.
Continúa bendiciéndonos,
haz que moremos en la protección de tu abundante amor,
inspíranos y danos la fuerza para ser buenos, justos, generosos, mansos y piadosos.
Amén.