Estos pasajes hablan de la esperanza que está siempre presente en medio de la marginación, por la presencia de Dios en nuestras vidas.
La lectura de Job 42: 1-17 concluye la historia bíblica de Job -quien sufrió lo inimaginable a pesar de ser una persona recta. Soportó problemas de salud, la pérdida de sus hijos y el aislamiento de su comunidad. Para empeorar las cosas, nunca recibió una explicación de por qué había experimentado tanto maltrato.
Es una dura realidad de vida que nuestro sufrimiento frecuentemente quede sin explicación. Es tentador para las personas LGBT preguntarse por qué se dirige tanta hostilidad y vergüenza hacia ellas. Desafortunadamente, esa pregunta se encuentra normalmente con el silencio, o peor aún, con débiles intentos de los demás de explicar lo inexplicable. Muchas veces llegamos al autodesprecio e interiorizamos actitudes negativas impuestas por los demás. Aunque podamos ser marginados por la sociedad, debemos, como Job, tratar de evitar interiorizarlo.
Aunque la mayoría de las traducciones modernas ofrecen una variación del versículo 6: "Me desprecio, y me arrepiento entre polvo y cenizas" (NRSV), una traducción más fidedigna es: "Yo rechazo y lamento el polvo y las cenizas". Como Job, estamos llamados a confiar en nuestra bondad y nuestra personificación de la imagen de Dios, y a rechazar un sentimiento negativo de nosotros mismos, sin importar lo que otros digan. Job permanece firme en la creencia de su inocencia y es restaurado en su justo lugar en la sociedad. Es Job quien debe interceder por sus tres amigos que hablaron equivocadamente de él y de Dios -los mismos que le llevaron a cuestionarse su propia bondad y su relación con Dios (Job 42: 8, 9).
¿Cuándo has interiorizado las actitudes negativas de otros con respecto a ti?
Un problema de la marginación y el sufrimiento es que frecuentemente conducen al miedo. Paradójicamente, la repuesta más útil al miedo es la averiguación y la adoración. En el Salmo 34: 1-8, el salmista enfatiza en el versículo 4 que la búsqueda de una relación con Dios ofrece libertad frente al miedo en medio de la adversidad. Mientras que algunas denominaciones luchan con votaciones sobre si Dios ha llamado a creyentes LGBT al ministerio ordenado, otros, en nombre de terapias ex-gay, ponen en cuestión si tan siquiera existimos (afirmando que somos heterosexuales deformados). Esos esfuerzos por deshumanizarnos pueden distraernos y abatirnos. Antes de eso podemos tomar una posición contra la injusticia, primero debemos ser liberados de nuestro miedo. Dios es la fuente de nuestra fuerza y liberación del miedo cuando nos enfrentamos contra el sufrimiento y la injusticia en el mundo que nos rodea.
En medio de la adversidad, ¿dónde has encontrado refugio? ¿Cuándo ha sido Dios tu refugio?
En Hebreos 7: 23-28, vemos a Jesús como sacerdote, quien -por la perfecta ofrenda de sí mismo a Dios (versículo 27)- libera a quienes se acercan a él. Podemos acercarnos a Dios con confianza porque Cristo, el siervo sufriente, vive para interceder por nosotros. Dios no es impasible a nuestro sufrimiento. Jesús vio la brutalidad que la religión puede infligir, al contemplar la difícil situación de aquellos que eran considerados impuros por las autoridades religiosas de su tiempo. Aún más conmovedor, Jesús experimentó la crueldad del odio y la violencia que se hace a los seres humanos en nombre de la religión. Jesús venció y vive para llamar y capacitar a las personas LGBT, como pueblo, para abandonar el miedo y la marginación y avanzar en nuestra vocación como miembros de la familia de Dios.
¿De qué maneras parece conectar el padecimiento de Jesús con el sufrimiento del pueblo de Dios hoy?
A pesar de nuestras luchas, debemos recordar no interiorizar nuestra marginación. En Marcos 10: 46-52, Bartimeo, que era ciego, rechaza quedarse sentado en silencio cuando pasa Jesús. Él grita más fuerte a Jesús cuando la multitud trata de hacerlo callar. Cuando Jesús lo llama, arroja su manto de pedigüeño, se acerca a Jesús y recibe su vista. ¡Qué curioso que los que realmente no pueden ver, no puedan entender, en esta historia, sean quienes con severidad tratan de hacerlo callar!
Como Job, Bartimeo rechaza obedecer e interiorizar su marginación. Rechaza permitir a otros decirle que no es digno de hablar a Jesús. Deberíamos recordar el ejemplo de Bartimeo como comunidad LGBT. Bartimeo no es la única persona en la historia que necesita sanación. Se encuetra físicamente limitado, pero quienes intentan impedir que se acerque a Jesús necesitan sanación espiritual. A pesar de todo lo que continúa silenciando y marginando a la comunidad LGBT, debemos resistirnos a implicarnos en esas falsas creencias sobre quiénes somos y de quién somos. Muchos de nosotros sacudimos las cabezas con incredulidad cuando observamos la histeria de aquellos que preferirían que nos marchásemos. Los esfuerzos por enmiendas contitucionales, tribunales religiosos, amenazas de cismas denominacionales parecen poner demasiada energía gastada tratando de excluirnos. Dado todo este lío, es fácil entender por qué caracterizamos esto como "homofobia".
En medio de todo esto, llevamos el testimonio del Espíritu de Cristo vivo en nosotros y no deberíamos ser abrumados ni derrotados con pronunciamientos denominacionales o enmiendas constitucionales. Aunque las consecuencias de esos esfuerzos afecten a nuestras vidas cotidiansas, debemos también recordar que aquellos que se oponen a nosostros son precisamente aquellos a quienes Cristo nos ha llamado a amar y servir. Más aún , nosostros no somos los únicos tratados con brutalidad por la hostilidad e indiferencia religiosa. Hay muchas personas no LBGT que también son marginadas a causa de la raza, el género, la etnia, la religión, la clase social o la capacidad. No debemos centrarnos tanto en nuestras luchas que nos olvidemos de dedicar tiempo a abogar por esos otros que están marginados.
¿Dónde oyes personas de fe, especialmente en la comunidad LGBT, hablando a pesar de los severos intentos de silenciarlos?
Oración inclusiva
Santo Dios,
en medio del sufrimiento,
ayúdanos a resistir la depresión y la marginación
que el sufrimiento puede traernos.
En tiempos difíciles, ayúdanos a recordar
quién y de quién somos en Ti
y a vivir con la esperanza cierta
de tu amor a toda prueba.
Amén.