13.8.12

Afrontando los extremos de la vida

Domingo 19º de Tiempo Ordinario. Año B.

En los extremos del dolor, la desesperación y la ira, nos encontramos con fuerzas para seguir adelante.

2 Samuel 18:5-9,15,31-33 y Salmo 130
o 1 Reyes 19:4-8 y Salmo 34:1-8
Efesios 4:25-5:2
Juan 6:35,41-45

Todas las lecturas bíblicas de hoy traen a la mente personas en situaciones extremas: el dolor de David, la desesperación de Elías, la amargura de la comunidad de fe, la ira y la malicia, la conexión que hace Jesús entre la vida sin límites y su muerte inminente. Y todas las lecciones hablan del Dios que nos alcanza a través de estas situaciones. Una tentación común es la de procurar pasarlas sin enfrentarnos con sinceridad al pleno impacto de las situaciones extremas.

¿Cuáles son algunas de las situaciones extremas que han dado forma a tu vida? ¿Cómo encontraste la fuerza para superarlas? ¿Cómo estaba Dios presente para ti en esos momentos? ¿Estaba Dios presente para ti?

2 Samuel 18:5-9, 15, 31-33, cuando se oye fuera de contexto, apunta a una historia conmovedora -y violenta- del dolor de un padre por la muerte de su hijo rebelde. Marti señala, sin embargo, que según el narrador, la rebelión de Absalón, la consiguiente lucha a nivel nacional, y su derrota y muerte, eran la manera en que Dios seguía castigando a David por sus problemas de bragueta- sus aventuras sexuales. Los que murieron, dice Helene, eran lo que los fans Star Trek llaman "unidades prescindibles", personajes presentados y liquidados para que causen efecto en el protagonista. Esto es lo que resulta, dice Martí, cuando la gente asume, con el narrador, que cada suceso es una bendición o un castigo directo de Dios.

Charles escucha en el lamento de David una protesta contra la teología del narrador. David no puede aceptar el resultado como la voluntad de Dios y deja que el dolor lo abrume. Por otro lado, su incapacidad para apreciar los sacrificios que muchos otros hicieron para mantenerlo con vida sigue siendo problemática. El Salmo 130 encaja muy bien con el dolor de David. Martí señala que el salmista, a diferencia del narrador de 2 Samuel, ve a Dios ante todo como aquel que ama y redime, no el ejecutor del castigo.

¿Cómo ves la obra de Dios en los acontecimientos de tu vida? ¿Es cada acontecimiento una recompensa directa o castigo? ¿Qué te mueve a protestar cuando otros tratan de explicar cuál es la voluntad de Dios para ti? ¿Cuáles son sus imágenes de Dios? ¿Incluyen a Dios como quien recompensa/castiga o como amante/redentor?

A los ojos del narrador de 1 Reyes 19:4-8, la desesperación de Elías viene tras una victoria sorprendente. Sin embargo, puede ser una victoria problemática a los ojos de muchos lectores de hoy. Dios acababa de vindicar a Elías a través de un milagro espectacular, y Elías acababa de ver a la ejecución de alrededor de 850 de sus oponentes, solo para descubrir que la esposa del rey lo quiere ejecutar en represalia (1 Reyes 18:20-19:3). Ahora, él se pone en fuga y está tan descorazonado como para pedir la muerte.

En lugar de enfrentar la muerte, un ángel despierta a Elías del sueño y le proporciona el alimento suficiente para un viaje de cuarenta días hasta el Horeb (Mt. Sinaí), donde finalmente se encontrará con Dios como "un ligero susurro" (versículo 12). A pesar de los antecedentes violentos, Helene, Marti y Charles coinciden en que el tema aquí es casi demasiado obvio: el encuentro de los recursos necesarios para continuar justo en el momento en que pensamos que no podemos ir más allá. El vínculo con la lectura del evangelio de Juan es igualmente evidente. El Salmo 34:1-8 retoma el tema de la liberación de la angustia, aunque, como señala Martí, se ha dulcificado omitiendo los versículos 9-22, que prometen la muerte a los malvados.

Efesios 4:25-5:2 ofrece una visión temprana de la comunidad cristiana. Se sueña con una comunidad en la que las personas están a salvo para ser sinceras acerca de quiénes son y dónde se encuentran, y se llama a los lectores a ser esa comunidad. Charles y Helene agradecen que el escritor no intente negar la legitimidad de la ira (versículo 26). Marti está de acuerdo hasta cierto punto, pero ofrece una precaución importante: "El consejo aquí esta bien siempre y cuando entendamos lo complejo que es el proceso de poner a un  lado el rencor y la ira. No es tan fácil como el simple hecho de saber que deberías hacerlo. Cuando el daño real se ha hecho y hay una causa real para la ira, ¡puede llevar más de un día superarlo!" El pasaje plantea la pregunta: ¿puede la iglesia de hoy ser un espacio seguro para las personas que sufren de los extremos del dolor, la desesperación y la ira? ¿Somos demasiado rápidos a la hora de negar cualquier cosa que nos parezca incómoda? La imagen de la comunidad en esta lectura puede estar demasiado idealizada, pero es una invitación para quienes vivimos y amamos de forma poco convencional, como Cristo nos perdona y nos ama.

¿Cómo encuentras un equilibrio entre tu necesidad de admitir la ira y tu necesidad de seguir adelante? ¿Hay amigos o comunidades que te permiten ser tú mismo, a la vez que te animan a vivir en el amor?

Jesús continúa su largo discurso acerca de sí mismo como el pan de la vida en Juan 6:35, 41-51. Lo que él dice les resulta lo más inverosímil a primera vista (¿cómo puede alguien que conocemos venir desde el cielo?), pero él va más allá de lo inverosímil a lo repugnante diciendo "el pan que yo voy a dar es mi carne, entregada para que el mundo tenga vida" (versículo 51).

Los cristianos LGBT deberían tener en cuenta que el consumo de carne humana es un castigo abominable (y, probablemente, una abominación) de acuerdo con Levítico 26:29. ¿Qué significa esto para los cristianos que dicen comer la carne de Jesús cada semana? Al margen de estas connotaciones obvias de canibalismo, Jesús está haciendo una conexión directa entre la vida sin límites que ofrece y la muerte que debe enfrentar para ofrecerla. Como en gran parte del evangelio de Juan, un mensaje de acogida e inclusión ("El que viene a mí, jamás tendrá hambre", versículo 35) parece competir con un mensaje de superioridad y exclusión ("Vuestros antepasados comieron el maná en el desierto y, sin embargo, murieron", versículo 49). Pero Charles señala que los versículos 44-45 parecen socavar cualquier reclamación de que Jesús sea el único camino (una mala interpretación de Juan 14:6). Aquí no hay un acceso "al Padre" que sea a través de Jesús, sino al revés: nadie puede venir a Jesús, sino por "el Padre". La comparación desfavorable entre Jesús, el verdadero pan, y el maná de los israelitas no es, de hecho, ninguna comparación. Las personas que "comen a Jesús" también mueren de la misma forma en que lo hicieron antes los israelitas. ¡El mismo Jesús muere! Nosotros también tenemos aún hambre y sed.

Helene señala que no está claro que debamos desear algo que nos satisfaga plenamente, ya que siempre somos obras en progreso. Una vez más, se tiene la tentación de leer las palabras de acogida de Jesús como una promesa para rescatarnos de vivir plenamente el presente, pero la alusión a su muerte nos recuerda que todas estas imágenes son complejas, llevando varios significados a la vez.

¿Cómo escuchas la promesa "El que viene a mí, no tendrá hambre"? ¿Estás incluido en esa promesa? ¿Cómo nos dicen nuestras hambres lo que necesitamos?

ORACIÓN INCLUSIVA

Pan de vida, ven a nosotros en nuestros momentos de mayor necesidad, y sosténnos en nuestras propias soledades de rechazo y la incomprensión que nunca puede morir a su llamada a vivir en el amor como tú nos amas. Amén.

Versión original en inglés: Out in Scripture