5 de junio de 2011
Domingo 7º de Pascua. Año A.Hechos 1:6-14
Salmo 68:1-10, 32-35
1 Pedro 4:12-14, 5:6-11
Juan 17:1-11
Todos los que buscan seguir a Jesús encontrarán seguridad, protegidos del mal por la propia mano de Dios.
En Hechos 1:6-14, el autor de los libros de Lucas y Hechos quiere que entendamos que durante los 40 días siguientes a la resurrección de Jesús, Jesús se presentó él mismo vivo y hablo del "Reino" -la comunidad de bienes de Dios. No es de extrañar que "los que se habían reunido" -los apóstoles (verso 6)- le preguntaran a Jesús si había llegado el momento de que él restaurase el reino de Israel. Jesús respondió: "No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra" (verso 8). Así que ¡agarra tu poder y cambia las cosas ahora! Los cristianos LGBT y sus aliados han sido capacitados para reconstituir el poder del antiguo reino, pero para compartir el poder y usarlo para establecer el reino de Jesús. Se nos invita a unirnos a Dios en su comunidad de bienes en esta tierra común y en el momento presente.
¿Cuando piensas en tu fe, lo haces orientado hacia el presente y la vida en esta tierra o hacia la vida eterna y al mundo venidero? ¿Qué supone esa orientación en el modo como vives tu fe?
En el Salmo 68:1-10, se describe a Dios como "padre" de quienes no tienen padres -de quienes no tienen estatus social, fuente de protección no nadie que cuide por ellos. Dios da al desolado un lugar donde vivir, y conduce a los prisioneros de su encarcelamiento a la prosperidad. En esta época en la que más de un uno de cada cien ciudadanos en EEUU está en prisión, estas son palabras importantes sobre nuestra vocación. Se nos da poder para asumir acciones de justicia para todas las personas.
Si crees que Dios actúa verdaderamente como "padre" de los huérfanos y "protector" de las viudas; provee un hogar para el desolado y también libera a quienes están en prisión, ¿cómo afecta todo esto al modo en que vives?
Las personas LGBT de fe en Jesús encuentran con frecuencia menospreciada su fe por parte de otros que siguen a Jesús. En 1 Pedro 4:12-44 y 5:6-11, Pedro nos recuerda que somos bendecidos cuando participamos en el padecimiento de Cristo, de manera que Dios nos puede proveer de fuerza y gloria. Incluso cuando otras personas de fe menosprecian nuestra propia fe, podemos depositar todas nuestras ansiedades en Dios, porque Dios cuida de nosotros.
Muchas personas LGBT conocen lo que es se "vituperados por el nombre de Cristo" (1 Pedro 1:14). ¿Qué buena noticia, consuelo o desafío le escuchamos a Pedro?
El capítulo dieciséis del evangelio de Juan concluye con las palabras de Jesús: "Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo" (verso 33). Después, en Juan 17:1-11, Jesús hace la oración que conforma todo el capítulo 17 -una oración por quienes se comprometen a seguir a Jesús. Las personas LGBT, igual que todos quienes siguen a Jesús, son hechos uno con Dios en Jesucristo y reciben el poder y la vida eterna a través de Jesús. Jesús, ora por nosotros, para que seamos uno del mismo modo que Dios y él viven en unidad. Esta es una unidad de propósito, un deseo mutuo de bienestar. ¡Esto es un poderoso, poderoso amor! ¡Esto es posible, porque Jesús ha vencido al mundo!
¿En qué sentido desafía a la iglesia la inclusión de personas LGBT de fe en la "unidad de Cristo" ?
Oración inclusiva
Abrázame Jesús. Abrázame fuerte.
Líbrame del temor al mal,
y de escapar a la confrontación con quienes deforman tu palabra
y reducen el alcance de tu amor.
Libérame Jesús.
Envíame desde la seguridad y consuelo de tu abrazo,
para que pueda, en tu nombre y por tu causa,
abrazar a aquellos cuya propia identidad ha sido amenazada
y cuyo amor está prohibido.
Haz que tu alegría sea completa en nosotros.
En tu santo nombre. Amén.