17.10.10

Amar de nuevo la ley

17 octubre de 2010
Domingo 29º de Tiempo Ordinario. Año C.

Con frecuencia pensamos en la ley como en algo rígido y externo –algo que la gente “mala“ rompe y que la gente “buena” cumple. Estos pasajes nos invitan a un cambio de una perspectiva externa de la ley a una perspectiva interna. Está escrita en nuestros corazones, alentada por Dios, y nos transforma para trabajar por la justicia.

El libro de Jeremías trata de la catástrofe y la supervivencia, de la destrucción y la reconstrucción, de la pena profunda  y el gozo. La profecía de Jeremías es una exteriorización reflexiva de tiempo realmente difíciles; tiempos no diferentes a los nuestros. El propósito de la profecía de Jeremías es ayudar al pueblo a darle un sentido a su tragedia, a recobrar su identidad y a movilizarlos hacia el futuro.

En Jeremías 31: 27-34, vemos un cambio ideológico y teológico en la comprensión de qué significa estar en relación con lo divino. En el anterior pacto de Dios con  el pueblo de Israel, la ley era una experiencia externa. Las palabras de la ley de Dios escritas una vez sobre tablas de piedra, necesitaban pasarse de una generación a la siguiente a través de la enseñanza y de una instrucción rigurosa. En este texto, Jeremías está profetizando un nuevo futuro en que “todas” las personas puedan vivir en una indestructible relación de pacto con Dios. Dios ha hecho posible esta nueva relación al transformar la experiencia religiosa de la ley de Dios, de una cuestión externa a una interna. Dios cuenta a Jeremías: “Pondré mi ley en su corazón y la escribiré en su mente. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo” (Jeremías 31: 33). El tema fundamental del texto es que todo Israel  vivirá en una restaurada relación de pacto con Dios. Y esa restauración incluirá a cada uno, “desde el más grande hasta el más pequeño”.

Tanto el Salmo 119: 97-104 como Jeremías 31: 27-34, hablan de la experiencia de relacionarse con Dios de una nueva forma. Los israelitas eran un pueblo exiliado y oprimido al que, en estos textos, se le promete el don de la esperanza. A las personas LGBT se les ofrece la misma esperanza. Dios es nuestro Dios, y nosotros somos el pueblo de Dios, y la proclamación de este nuevo pacto ha sido sellada en nuestros corazones a través de la transformación interna de la ley divina. ¡Hemos sido proclamados y marcados como hijos e hijas de Dios, y esta proclamación no podrá ser desecha nunca!

¿Cómo vives siendo reclamado por Dios y conociendo que la ley de Dios ha sido escrita en tu corazón? ¿De qué maneras te está llamando Dios a ser profeta de esperanza en medio de las tensiones políticas y religiosas de nuestro tiempo?

2 Timoteo 3: 14-4: 5 es uno de esos “escollos” –un pasaje que algunas veces se arroja a las personas LGBT porque entendemos las escrituras de modo distinto a aquellos que las perciben literalmente o a aquellos que rechazan estar abiertos a la obra de Dios a través de las personas LGBT. El artículo on-line de la Human Rights Campaign, The Bible and Homosexuality, muestra cuántas personas LGBT afrontan pasajes de la Biblia usados frecuentemente contra las personas LGBT. Para muchos, dicha perspectiva positiva LGBT no es consistente con una interpretación fiel de la Escritura.

Sin embargo, en el transcurso de nuestra conversación en común nos dimos cuenta de que, de hecho, esa Escritura es nuestra Escritura. Las personas LGBT no se excluyen de afirmar esta enseñanza bíblica de que “Toda Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar y reprender, para corregir y educar en una vida de rectitud” (verso 16). No nos excluimos, porque esta afirmación no significa que creamos que debamos “hacer” robóticamente todo lo que se puede leer en la Escritura.

Antes bien, a veces la Escritura es útil para enseñarnos precisamente que no hacer, y expresa maneras de relacionarnos unos con otros que Dios no nos haría seguir. Por ejemplo, considera “textos de terror”, historias de desolación, violencia y profundo dolor, como los que se encuentran en Génesis 16: 1-6; 21: 9-21; Jueces 11: 29-40; Jueces 19: 1-30; 2 Samuel 13: 1-22. (Para más información sobre textos de terror desde una perspectiva LGBT, ver el artículo de Michael Mazza Texts of Terror, Texts of Hope). La utilidad de la Escritura, en otras palabras, no está confinada a una sola interpretación, pero requiere una búsqueda orante, honesta y apasionada del camino de Dios en pasajes que son algunas veces contradictorios, complejos y hasta opresivos.

Muchas personas LGBT y muchos amigos suyos se han llegado a acostumbrar a que la Escritura se use contra nosotros como una herramienta de exclusión. Con demasiada frecuencia, la cultura dominante trata ser cristiano y ser gay como opciones excluyentes. ¿No podrían constituir actitudes como ésta, manifestaciones contemporáneas de los “mitos” sobre los que Pablo advierte a Timoteo? Contra aquellos quienes perseguían a la iglesia temprana por su “transgresión” de la ley judía, Pablo exhorta a Timoteo a continuar en la fe, incluso –si no especialmente- cuando la Escritura está siendo utilizada en su contra. Las personas LGBT y sus amigos, encontramos aquí la confirmación de que nuestra resistencia tenaz y nuestra terca insistencia en que la Biblia, seguramente, debe ser también para (y no estar en contra de) nosotros, se convierte, a la vez, en un conocimiento dado por Dios ¡y en una oportunidad para el ministerio!

¿Qué clase de autoridad tiene para ti la Escritura? ¿Cómo ha sido usada la Escritura como “terror” y cómo podría también, incluso en esos mismos textos, ser transformadora en tu comunidad?

La parábola de Lucas 18: 1-8 proporciona un equilibrio al Salmo 119 que habla de amar y meditar la ley de Dios. Lucas nos pide amar la ley a través de la continua demanda de justicia, incluso cuando parece sin esperanza. Jesús cuenta la historia de una viuda que sigue insistiendo en demandar justicia un juez poderoso. El juez “ni temía a Dios ni tenía respeto por las personas” (verso 2), y sin embargo aún responde al llanto persistente de la viuda. Su respuesta se caracteriza por su propio egoísmo. Hace justicia a la viuda para que ella lo deje en paz. Sin embargo, sus acciones son un ejemplo de cómo Dios usa incluso a personas poderosas corruptas para hacer sus buena obra. La historia proporciona aliento a las personas de fe que trabajan sin descanso por la paz y la justicia para todos.

Si un juez injusto oye el llanto del oprimido, ¿cuánto más Dios hará justicia a su amado pueblo cuando pide a gritos? Esto es alentador para la comunidad LGBT y para sus amigos, que piden a gritos a las instituciones poderosas tales como nuestros lugares de trabajo, nuestras iglesias, y nuestros gobiernos locales y nacionales. Dios responderá a su pueblo en el sufrimiento y el pesar, y Dios usará a todos para hacer su obra de justicia. Pero Jesús nos recuerda que hemos de orar, y llamar a gritos a Dios también. No deberíamos tener miedo de invocar persistentemente a Dios, de dar voz a nuestro dolor y frustración, incluso cuando continuamos dando testimonio del Reino de Dios en la tierra.

¿Cuál es el lamento que Dios necesita oír de ti? ¿Cuál podría ser ese lugar inesperado donde ves que Dios está trabajando por la justicia en el mundo?

Oración inclusiva

Dios,
incluso mientras la Escritura se usa como arma contra nosotros,
ilumínanos con tu Palabra de Espíritu y Verdad.
Ayúdanos a encontrar tu Espíritu obrando
en  los pasajes más difíciles.
Transfórmanos y pon tu sello sobre nuestros corazones
y haz que usemos tu ley por amor.
Pertrecha nuestras mentes, nuestros cuerpos y nuestros corazones
para trabajar a favor de tu santo reino
de justicia, de amor y de paz.
Amén.