21.5.11

Conocer a Dios, conocer la fuerza, encontrar un hogar, encontrarnos a nosotros mismos

22 de mayo de 2011
Domingo 5º de Pascua. Año: A.

Hechos 7:55-60
Salmo 31:1-5,15-16
1 Pedro 2:2-10
Juan 14:1-14


Conociendo y reclamando la historia salvadora de Dios como propia, ministramos a quienes nos podrían dañar. Permanecemos insistentes en oración. La identidad de Cristo se convierte en nuestra identidad. Se nos ha dado el poder de mayores obras de las que nos atrevemos a imaginar.


El Salmo 31:1-5, 15-16 nos recuerda que seamos perseverantes en la oración. En medio de las trampas dispuestas para nosotros por enemigos y perseguidores que nos rodean, la seguridad del poder permanente de Dios proporciona la seguridad de apoyo para el camino.


¿Qué disciplina espiritual te ayuda a permanecer en el presente, consciente dela presencia de Dios en los momentos de prueba o en otros momentos difíciles?


Hechos 7:55-60, la lapidación de Esteban, puede ser leído en el contexto del ensayo de historia de la salvación del discurso de Esteban (Hechos 7:1-53). Ese contexto nos invita a reclamar la historia de la salvación para nosotros mismos y a asumirla como fuente de ánimo, fuerza y proclamación. Al mismo, la lapidación de Esteban puede ser leída en el contexto de la historia de Saulo (después llamado Pablo), como una gran presentación de ese gran perseguidor que llegó a ser un leal apóstol. Aquí la comunidad LGBT podemos reclamar su legado, situarnos en la corriente profética, perseguidos por ser audaces en nuestra vida y en nuestro amor.


Al leer el verso siguiente al pasaje de hoy, Hechos 8:1, oímos esto: "Y Saulo consentía en su muerte". ¿Quién sabe lo que puede resultar de nuestro testimonio delante de quienes podrían rechazarnos? Y algunos de nosotros, comunidad LGBT y aliados, habiéndonos mantenido observando en silencio en el pasado, podemos ahora encontrarnos con que el Espíritu de Dios y una comunidad leal nos dan poder para manifestarnos audazmente en favor de la justicia que es consecuente con la anchura del amor de Dios.


¿Qué consecuencias tendría convocar a los previamente silenciosos aliados y a otros a apoyar a la comunidad LGBT que vive "fuera del armario" con integridad -quienes afrontan discriminación y sufrimiento por su lealtad espiritual? ¿Qué significa responder a los crímenes de odio con la templanza de Esteban hallada en este texto y su contexto?


La lectura de 1 Pedro 2:2-10 se enraíza en nuestra identidad, en lo que somos antes que, de forma negativa, en lo que no somos. Somos "linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios" (verso 9). Aquí la identidad de Cristo como "piedra viva" se convierte en nuestra identidad. A pesar de (y puede ser que incluso a causa de) que hayamos sido rechazados como Jesús fue rechazado, tenemos la capacidad de permitirnos ser más. Somos constituidos sacerdocio espiritual. Cristo es valioso para nosotros y nosotros somos valiosos para Dios. Seguramente nuestra valía nos invita a ver a otros como valiosos. Situándonos otra vez en la corriente profética, como el escritor de 1 Pedro, también podemos hacernos eco de la proclamación de Oseas al reclamar y proclamar que "una vez no fuiste un pueblo, pero ahora tu eres el pueblo de Dios" (Oseas 2:23).


¿Qué pasaría si la comunidad LGBT y sus aliados se permitieran a sí mismos ser constituidos casa espiritual, ser sacerdocio sagrado? En este siglo XXI, ¿cuáles son los sacrificios aceptables para Dios a través de Jesucristo?


Aunque Juan 14:1-14 se cita con frecuencia en funerales, la exhortación no es a la seguridad en la provisión después de la muerte, sino sobre permanecer tan cimentados en nuestro sentido de pertenencia al Eterno que nada nos disuadirá de actuar con pasión y poder en el día presente. Conociendo quiénes somos y teniendo la seguridad de "hogar" nos permite la libertad de creer -más allá de las historias y las tradiciones- en Aquel que trabaja a través de nosotros de formas que la iglesia aún no ha sido capaz de imaginar. Pertenecemos a la casa de Dios-Abba. Creemos; no dejaremos que nuestros corazones sean perturbados.


¿Dónde encuentras un hogar? ¿Dónde cimientas tu fe y tu acción en tiempos de prueba o dificultad?


Oración inclusiva


Dios viviente, constitúyenos en casa espiritual.
Valioso Cristo, infúndenos la seguridad de nuestra valía.
Santo Espíritu, ayúdanos a levantarnos como una nación santa,
llamados a ser luz para un mundo que vive en la oscuridad y el temor.

Abba, sé Hogar para todos los rechazados
de sus familias e iglesias,
y para nosotros que caminamos por sendas desconocidas.
Que seamos perseverantes en la oración,
que continuemos cimentados en nuestra identidad como pueblo de Dios
y que seamos audaces en nuestra proclamación de tu amor.
Amén.