15.5.11

Co-creando una comunidad saludable

15 de mayo de 2011
4º Domingo de Cuaresma. Año A.


La alegría que brilla a través de estos pasajes es una alegría que el mundo ni puede dar ni puede quitar. La unidad, salud y seguridad evidente en muchas comunidades LGBT son ejemplos de esta alegría. La esperanza de resurrección expresada en los pasajes hoy nos invita a unirnos a Dios en la co-creación de dichas comunidades valientes y generosas.


Hechos 2:42-47 describe la sociedad que Dios nos llama a construir en este mundo. Mediante actos de compañerismo, enseñando, orando y compartiendo la comida, esta nueva comunidad es íntimamente consciente de las necesidades de sus miembros tanto local como globalmente. Este grupo incipiente, capacitado por el Espíritu Santo y equipado con sus tradiciones judías de justicia, rectitud y paz, vende sus riquezas y las distribuye las ganancias según la necesidad de cada uno (verso 46). Nuestras comunidades LGBT han inspirado a la amplia sociedad uniéndose y compartiendo generosamente recursos en respuesta a la lucha del VIH/SIDA. En los tiempos en los que cooperamos, gustamos la alegría misteriosa de la primera comunidad descrita en Hechos. Quienes creían en la misión continuaban su práctica con "corazones alegres y generosos" (verso 46) al continuar partiendo el pan juntos. La noticia de esto se extendía como un incendio descontrolado y otros se les unían (verso 47).


Imagina ser miembro de un grupo, tan unido en la misión y en el espíritu, que se alegra constantemente incluso compartiendo sus posesiones. ¿Cómo nuestra comunidad co-crea este tipo de comunidad tanto dentro como más allá de ella?


Muchas comidas compartidas y visitas al Templo en Jerusalén, donde se relacionaban con una comunidad más amplia, capacitó a esta comunidad para actuar. Quizá yendo a la ciudad, siendo testigos del sufrimiento, y compartiendo comidas y oraciones se procura un espacio sagrado para que el Espíritu actúe y mueva a la comunidad hacia la justicia. Quienes vivimos en naciones relativamente ricas, somos tentados por el materialismo y el individualismo radical a diario. Sin embargo, como pueblo LGBT, hemos experimentado la privación de derechos. Este pasaje bíblico nos desafía a ser generosos haciendo un fondo común de recursos para el bien común. Irónicamente, la alegría no está en adquirir abundancia de juguetes, ¡sino en compartirlos!


El Salmo 23 nos recuerda que estamos en seguro y somos amados exactamente tal como somos ahora mismo. Dios vela por nosotros, nos guía y nos proporciona cada una de las cosas que necesitamos. "El Señor es mi pastor, nada me falta" (verso 1). ¡Qué gran noticia es esta para aquellos de nosotros y nosotras a quienes se nos ha dichos que somos defectuosos, que debemos cambiar nuestra orientación sexual o que estamos excluidos del amor de Dios! El salmo promete a la comunidad que no importa lo difíciles que sean los tiempos, Dios está presente para guiar y dar apoyo incluso en valles tenebrosos. El salmo también nos recuerda que Dios provee abundantemente para toda la creación. No tenemos que acumular riqueza para los tiempos difíciles a expensas de la comunidad global cuando ponemos nuestra confianza en Dios. Sin embargo, a algunos se les niega injustamente su pan de cada día. Frecuentemente esto es el resultado de la codicia de quienes detentan el poder, muchos de los cuales se considerarían a sí mismos cristianos. Dios prepara una mesa de abundancia para todos. Es la responsabilidad de una comunidad justa y saludable asegurar que todos son servidos y, quizá, incluso compartir la mesa con nuestros enemigos.


¿Qué actividades o prácticas te ayudan a descansar en alegría y te aseguran que estás en seguro y eres bien amado por Dios? ¿Cómo puedes hacer más tiempo para esas experiencias?


Juan 10:1-10 se dirige a la comunidad cristiana y parece, a primera vista, bastante exclusiva. Puertas y cercados son muy familiares para quienes han estado encerrados y apartados de la comunidad porque no reflejaban las enseñanzas dominantes, entre otras cosas, sobre sexualidad, género y raza.


¿Cuándo te has sentido bloqueado fuera de tu comunidad de fe? ¿Cuándo le has cerrado la puerta a alguien?


Hay buenas noticias. Los cuerpos eclesiales, los líderes eclesiales o los evangelistas televisivos no deciden finalmente quien está "dentro" o "fuera" de la comunidad cristiana. Si somos honestos, nosotros también tenemos opiniones sobre a quien debería o no debería permitírsele pertenecer a nuestra comunidad. Dejando fuera a algunas personas corremos el riesgo de ser excluyentes. Sin embargo, hay momentos en que los que hieren y los portadores de muerte necesitan ser excluidos por la salud de la comunidad. Para los cristianos, el único autorizado finalmente para decidir quien puede entrar y unirse a los demás es Jesús el Cristo. El "ladrón" (verso 10: el violento e intolerante, o quienes escupen odio, aquellos que amenazan la salud del pueblo de Cristo) podrá saltar la valla, pero debería ser rechazado para que el trabajo de co-crear comunidades saludables y justas pueda continuar. Jesús promete vida en abundancia, ¡incluso para ladrones reformados!


Oración inclusiva


Dios de abundancia,
contigo, ayúdanos a co-crear comunidades saludables
en las que todos nuestros recursos puedan ser compartidos-
nuestras posesiones, dolor, alegría, amor y preocupación,
nuestra salud y enfermedad- todo lo que tenemos y somos.
Tú nos has prometido vida en abundancia a todo tu pueblo.
Ayúdanos a no apartar a los marginados de tus mesas,
sino a ser quienes co-creemos la comida contigo.
Amén.