24.3.11

Como en casa, en medio de las luchas

27 de marzo de 2011
Domingo 3º de Cuaresma. Año A.


Dios es el agua viva que fluye a través de cada aspecto de nuestras vidas -celebraciones, dificultades, encuentros y batallas.

El agua fluye de una roca. Dios vierte su amor, como agua, en nuestros corazones. Dios viene a nosotros como agua de vida en la figura de un extraño. Claramente se espera que veamos este tema común corriendo (fluyendo) a través de las lecturas de esta semana. Pero hay muchos temas en acción en estos pasajes. Todos ellos hablan de la vida de Dios fluyendo a través de nosotros, cuando nos encontramos más allá de nuestras zonas de confort -cuando rompemos con el comportamiento convencional; cuando hablamos con extraños; cuando soportamos el sufrimiento; incluso cuando cuestionamos y luchamos con Dios.


Los diálogos en Juan 4:5-42 transgreden toda clase de límites, como Holly Hearon está pronta a señalar. Jesús y la mujer transgreden la frontera entre judíos y samaritanos -las restricciones sociales en la interacción entre hombres y mujeres (fíjate en que los discípulos se sorprenden de que Jesús esté conversando con una mujer en el verso 27). La mujer demuestra ser una digna interlocutora en el diálogo teológico con Jesús.


Helene Russell imagina a la mujer en la actualidad llevando vaqueros apretados, una blusa que enseña demasiado, pelo cardado, mascando chicle y haciendo pompas o fumando un cigarrillo. Realmente no sabemos mucho de su vida privada. Ella debe considerarse "limitada", en varios aspectos, como sugiere Michael Miller. Hay una variedad de posibles conjeturas sobre el significado de sus diversas relaciones. Pero esta conversación viola toda clase de comportamiento "apropiado". El propio comportamiento de Jesús debe hacer preguntarse a la mujer por segundas intenciones. Pero Charles Allen observa que, cuando Jesús comienza a hablar de agua viva, la misma conversación empieza a "fluir" y tanto Jesús como la mujer se encuentran "como en casa" entre ellos, de una forma que asombra a quienes los conocen.


La mujer, en efecto, asume el papel de apóstol y regresa a su propia gente proclamando su placer y asombro al haberse encontrado "como en casa" con uno que sabía todo sobre ella. Su gente, asimismo, se encuentra como en casa con este extraño y y se dan cuenta de que no se han encontrado con un extraño, sino con el salvador del mundo-de judíos, samaritanos, y de todo el mundo. Nadie se encuentra más allá de la zona de confort de Dios.


¿Qué buscamos cuando comenzamos a hablar con perfectos desconocidos? ¿Te has dado cuenta alguna vez de que una conversación pase de lo cotidiano a un intercambio más profundo? ¿Podría ser Dios hablando con ambos y a través de ambos?


Según Pablo en Romanos 5:1-11, cuando el amor de Dios fluye a través de nuestros corazones, incluso nuestros sufrimientos se transforman. Nuestros sufrimientos no son meros obstáculos para compartir la gloria de Dios, dice Michael Miller. Al contrario, son otro modo de compartirla. Charles Allen ve una conexión directa entre nuestro sufrimiento y el amor auto-donativo de Dios incluso por sus enemigos. Puede hacernos estar abiertos a crecer en compasión.


A Holly Hearon le impresiona la secuencia que destaca Pablo -sufrimientos > perseverancia > entereza de carácter > esperanza [Nueva Versión Internacional]. No pensamos mucho en el desarrollo del carácter excepto quizá en películas, o quizá cuando asumimos un personaje [character en inglés] (como cuando uno se traviste). Pero Pablo se refiere al carácter que ha sido probado. Podemos reírnos de los "papeles" [characters]  que las personas LGBT pueden asumir, pero en un sentido este papel es una respuesta a las pruebas a las que somos sometidos por la sociedad.

¿De dónde procede el amor mutuo y auto-donativo cuando éste fluye en nuestro corazón? Cuando los amigos o la familia te han rechazado, ¿qué te hace seguir en la brecha? ¿Cómo tu dolor te ha abierto a la compasión por el dolor de otros?

La lectura de Éxodo 17:1-7 nos invita a mirar a la historia desde diversos puntos de vista -el del narrador, el de los israelitas, el de Moisés y el de Dios. El narrador concluye: "los israelitas habían altercado con él y provocado al Señor al decir: «¿Está o no está el Señor entre nosotros?»" (verso 7). Pero en la historia misma, todas las quejas, desafíos e interrogantes se dirigen a Moisés. Es Moisés el que equipara pelearse con él a pelearse con Dios (y el narrador continúa con esta perspectiva). Los israelitas se enojan con Moisés. Moisés se enoja con los israelitas y podría estar enojándose con Dios. Cuando Moisés clama a Dios con exasperación, Dios de forma sorprendente permanece en calma y provee de agua -¡de una roca! En esta historia Dios no se enfada con Moisés o con los israelitas (para narraciones en contraste, véanse Números 20:1-13 y el Salmo 95 de este domingo).

Holly Hearon lee esto como un texto sobre las luchas de la vida en comunidad como pueblo de Dios. Cuanto más arriesgado es el camino, mayor es la probabilidad de peleas, disensión y preguntas sobre si Dios está o no entre nosotros. La inclusión de las personas LGBT dentro de las comunidades de fe es un asunto arriesgado. Cuando la situación se pone difícil, las acusaciones comienzan a aflorar (¿nos has traído hasta aquí para matarnos?).

Claramente, observa Michael Miller, los israelitas parecen haber perdido de vista la capacidad de Dios para proveer. Charles Allen, también señala que Moisés parece haber perdido de vista la presencia de Dios. Pero Dios promete a Moisés: "yo estaré delante de ti allí sobre la peña". Todo el mundo está refunfuñando y la respuesta de Dios es hacer salir agua de una roca que es más dura de lo que pueda serlo el corazón de cualquiera. Dios permanece como una presencia que se desborda incluso cuando su pueblo está peleándose.


¿Cómo está Dios presente en tus enfados con otros? ¿Y en los enfados de otros contigo? ¿A quién clamas cuando te encuentras al límite?

Oración inclusiva

Agua de vida,
fluye entre nosotros y tráenos vida.
Derrama tu amor en nuestros corazones
hasta que nuestra compasión crezca
para abrazar nuestros conflictos más profundos 
y nuestras tribulaciones.
Amén.