Domingo 3º de Adviento. Año A.
El Adviento va de un desierto que florece, de sanar el sufrimiento, de humildes enaltecidos -de un mundo transformado con justicia.
El tema del cambio prevalece en Isaías 35: 1-10 y Mateo 11: 7-10. Ambos pasajes hablan de la transformación de quienes están discapacitados, como aquellos que no pueden ver ni oír. El pasaje de Isaías también habla de la transformación del entorno, un tema no incluido en la lectura del Evangelio.
La exhortación a ser fuertes y a no temer (Isaías 35: 4a), anima a la esperanza de que es posible incluso la más difícil transformación, esa en la que el desierto se troca en campo fértil. Ese mensaje anima a las personas LGBT, quienes conocen a diario que en una cultura que está obsesionada con el sexo y a mismo tiempo lo teme, el mundo no es seguro ni habitable. Este es verdad especialmente para aquellos que "exhiben" su diferencia, cuestionan el saber convencional, o desafían los privilegios sociales construidos sobre la base de la riqueza, la occidentalidad, la masculinidad, la heterosexualidad o la identidad religiosa cristiana. De igual modo la promesa de vuelta del exilio, sugerida en Isaías 35, presenta cuestiones para las personas LGBT que han sido exiliadas de iglesias y se han quedado preguntándose si la vuelta ocurrirá algún día y en qué términos.
¿Cuándo llega a ser necesario, a causa de la justicia y de la integridad de la comunidad, dejar de ser paciente? ¿Qué acción transformativa concreta es posible asumir y defender para tu comunidad de fe en este tiempo de Adviento?
La pregunta que plantean los discípulos de Juan a Jesús en Mateo 11:3 sobre si él es o no es el esperado, sugiere lecturas en contraste. Una manera de leer la respuesta de Jesús, es afirmar que Cristo se nos revela a través de la bondad que vemos en las vidas de aquellos que han sido tocados y curados por él. Según esto, sería maravilloso señalar las maneras en que las personas LGBT han traído nueva vida en cada ámbito de la sociedad, incluida la iglesia. En las similitudes encontradas en Isaías 35 y Mateo 11, vemos a Jesús situarse firmemente en la tradición de los antiguos profetas y adoptar "el punto de vista desde abajo", preguntando si a las personas empobrecidas y oprimidas se les capacita para disfrutar vidas dignas y plenas.
Por otra parte, hay un aspecto problemático en la respuesta de Jesús en Mateo 11: 4-6. La sociedad en la que vivió Jesús etiquetaba a las personas que tenía discapacidades físicas de forma negativa y los trataba como excluidos, de forma parecida a como la sociedad trata con frecuencia a las personas LGBT. En lugar de poner en cuestión la manera como la sociedad trata a los "otros", Jesús realiza milagros que permiten a los otros encajar dentro de la sociedad como "normales" a sus ojos. Podríamos preguntarnos si ésta es la mejor esperanza para las personas LGBT que aman a los de su mismo sexo.
¿Dónde hay signos de la sanación y la acción de Dios en el mundo a tu alrededor? ¿Cómo se reconoce la presencia del propio Dios en los cuerpos y en las vidas de los que son juzgados "no normales"?
Este tipo de inquietud se refuerza en Santiago 5: 7-10 que pone el acento en que el oprimido debería aguantar y ser paciente. Contra esta teología del "padecimiento a largo plazo", la Carta desde una cárcel de Birmingham, de Martin Luther King Jr., desafió explícitamente al clero local que sugería que el movimiento por los derechos civiles iba demasiado deprisa. De forma similar, la defensa firme de una investigación y un cuidado sanitario para el VIH/SIDA por la asociación ACT UP, demostró, una y otra vez, que es necesario hacer presión por el cambio social para salvar las vidas de los que están aplastados por la opresión.
De forma parecida, el Canto de María (o Magníficat de Lucas 1: 47-55), que sustituye a la lectura del salmo del día, presenta un modelo igualmente desafiante. Una forma de leer el Canto de María es como un canto de liberación -en el que alguien que ha sido despreciado y oprimido largo tiempo, el humillado, es elegido por Dios. La canción declara la radical inversión de Dios, en la que los desposeídos portan entre ellos la poderosa presencia de Dios. Según esta lectura, las personas LGBT son invitadas a unirse a aquellos a quienes Dios levanta por su buena noticia liberadora.
En la canción, sin embargo, uno puede también oír la propia súplica de María como humilde y esclava (verso 48), y la consideración de cuerpo de la mujer en función del logro del objetivo masculino. La disposición de María a ser usada, es ensalzada como la razón por la que será alabada. Fíjate también en como el final del canto habla de los descendientes de Abraham, no de Sara ni de Agar. Esta interpretación invita al oprimido a enfriarse, a adaptarse, a dejarse usar; podemos escuchar aquí un aviso cauteloso sobre cómo la esperanza de transformación puede fracasar en las personas LGBT, en los grupos raciales y en las personas con discapacidad.
Tanto Mateo 11 como el Canto de María en Lucas, son textos ricos, complejos, que nos piden profundizar en ellos buscando explorar cómo pueden hablar a nuestras vidas. Nuestra auténtica esperanza es la transformación personal y social que proporcione vida abundante para todos y celebre la variedad de dones de todos los que vienen a la mesa. Esta esperanza de Adviento estimula a quienes estamos en los márgenes. No nos usa, más bien nos involucra y nos asume, y lucha con nosotros para cambiar las instituciones y las prácticas que nos aplastan. La esperanza por una transformación que aún ha de venir puede capacitarnos, tanto que incluso la ausencia de modelos positivos, proporciona una oportunidad de crear algo nuevo desde nuestro dolor, en la esperanza de "posibilidades imposibles" en las que los yermos llegan a ser fértiles y dadores de vida para todos.
Después de un tiempo de oración, ¿qué está haciendo Dios contigo durante este tiempo de Adviento?
Oración inclusiva
Dios de la gracia,
acompáñanos mientras buscamos juntos
transformar los sistemas que oprimen a muchos.
Fortalece nuestra resistencia
para no conformarnos con el statu quo
y anímanos a cuestionarnos nuestros propios movimientos de cambio,
sus objetivos y sus medios,
y lo que significa conducir y seguir fielmente.
Amén.