Domingo 21º de Tiempo Ordinario. Año C.
Ser pueblo de Dios consiste en renovar la comunidad. Esta renovación no es simplemente una cuestión de ennoblecimiento o embellecimiento, sino de transformar comunidades según la justicia, la igualdad y la compasión de Dios.
Esta semana, de nuevo nos vemos confrontados con la petición de Dios de proporcionar cuidado a aquellos que están en necesidad y de practicar una piedad personal, como la base de una vida agradable a Dios. En Isaías 58: 9b-14, el mandato a Israel era que debían por igual ofrecer comida al hambriento y abstenerse de pisotear el Sabbath. Hoy, los cristianos no observan el Sabbath como tal, pero el principio de separar un tiempo regular dedicado al culto de Dios y a la comunión con otros, ciertamente es tan aplicable a nosotros como lo era a Israel. Esto es aún más cierto para nosotros en nuestra sociedad digitalmente vinculada, pero interpersonalmente desconectada. Cuando practicamos por igual el cuidado de otros y el compromiso con una práctica espiritual regular, la promesa es que seremos llamados "reparadores de muros caídos y restauradores de casas en ruinas" (verso 12).
Muchos de nosotros trabajamos duro para asegurarnos una situación de vida tan segura como nos permitan nuestros ingresos. Con frecuencia luchamos para mudarnos a vecindarios que son "seguros". Esto no es nada malo, especialmente cuando estamos preocupados por el bienestar de nuestros seres queridos y por las oportunidades educativas de nuestros niños. Incluso en el barrio más minúsculo hay gente herida que puede no estar en necesidad financiera, pero no obstante están empobrecidos. Y es precisamente porque algunos hemos sido capaces de ‘escapar' de calles menos deseables, por lo que estamos llamados a no estar preocupados sólo de nuestros propios intereses y ni dedicados sólo a nuestros propios asuntos (verso 13).
La comunidad LGTB con frecuencia ha sido "restauradora de casas en ruinas" en áreas urbanas a lo largo del país. "Sigue a los gays" es un lema tópico de las inmobiliarias. Aún así, es sólo cuando combinamos el cuidado por los otros y el cuidado del propio crecimiento espiritual, como nos acercamos a una vida agradable a Dios y creamos el tipo de restauración que Dios desea.
¿Qué casas en tu comunidad necesitan restauración? ¿Cómo nos va en esta restauración, tal como es compatible con la forma de ser de Dios?
Dios está trabajando al lado de aquellos que están oprimidos. Vemos esto claramente ejemplificado en la vida de Jesús. El evangelio de hoy nos ofrece una historia en este sentido (Lucas 13: 10-17). Jesús cura a una mujer que está discapacitada en Sabbath, y eso levanta la ira de los líderes religiosos: "¿Cómo se atreve Jesús a curar en Sabbath?" Jesús les contesta haciéndoles la observación de que estos mismos líderes religiosos desatan sus bueyes o asnos y los conducen al agua en Sabbath, y sin embargo deniegan que esta mujer sea liberada de su dolencia en ese mismo día (verso 15).
Las palabras de Jesús dicen la verdad y los líderes quedan avergonzados. En este acto vemos que cuidar de las necesidades de los demás es realmente una parte integrante de nuestro culto y de nuestro crecimiento espiritual. El servicio es una forma de culto. Incluso en medio de nuestros servicios de culto hay oportunidades de servir a las necesidades de los demás. Y cuando servimos a las necesidades de los demás fuera los edificios de nuestra iglesia, estamos creando nuevos espacios sagrados.
De muchas maneras, las personas LGTB de fe han estado creando espacios sagrados a lo largo de su historia. Los centros comunitarios y las clínicas de salud son sólo un par de ejemplos. Incluso los bares deliberadamente anodinos que se abren en medio de comunidades hostiles, son lugares donde las personas aisladas se reúnen para socializarse y caer en la cuenta de que no están solos.
¿Hay alguna situación en tu comunidad en la que podrías crear un nuevo espacio sagrado, sirviendo a algunos que se encuentren en necesidad?
El Dios que hace estremecerse los cimientos de la tierra y el que es "un fuego que todo lo consume" (Hebreos 12: 29) es el mismo que también "juzga con verdadera justicia a los que sufren violencia" (Salmo 103: 6). El que se reveló en actos poderosos a Moisés y al pueblo de Israel, es el mismo que es "tierno y compasivo; es paciente y todo amor" (Salmo 103: 8).
Éste es el Dios que perdona, sana, redime y satisface. Pero la renovación de Dios no es como un SPA adonde vamos para ser mimados. Hemos de esforzarnos para asegurarnos de que nuestro placer no se convierte en el centro de nuestras vidas. Hemos de ser "reparadores de muros caídos y restauradores de casas en ruinas". En realidad, la promesa de Dios es que si ponemos en prácticas las prioridades de Dios, encontraremos de hecho deleite más allá de toda medida.
ORACIÓN INCLUSIVA
Concédenos, oh Dios,
que tu santo Espíritu, dador de vida,
mueva cada corazón humano,
y especialmente los corazones de las personas de nuestro entorno,
de forma que las barreras que nos dividen se desmoronen,
las suspicacias desaparezcan y los odios cesen;
que nuestras divisiones sean sanadas
y podamos vivir en justicia y paz.
Por mediación de Jesucristo, Amén.