4.8.10

Jesús une y divide

15 de agosto de 2010
Domingo 20º de Tiempo Ordinario. Año C.

Jesús nos recuerda que la paz, la paz distintiva de Dios, no es siempre acogida y frecuentemente se encuentra con una violenta resistencia.

Las lecturas para este día nos recuerdan que hay algunas cosas que vale la pena dividir de nuevo. De hecho, Jesús nos recuerda en Lucas 12: 49-53 que una parte de su misión es una de juicio y división. En el pasaje, Jesús toma prestada la imagen del fuego (verso 49), que es en sí un símbolo de juicio, para indicar esto. Esta división se puede dar también dentro de la familias, donde los miembros se volverán unos contra otros. En un pasaje relacionado, Jesús usa una imaginería aún más fuerte. "No penséis que he venido a traer la paz al mundo; no he venido a traer la paz, sino la espada" (Mateo 10: 34). Es importante señalar que a pesar de la fuerte imaginería de estos pasajes, Jesús nunca recurrió a la violencia contra otros y nunca alentó a sus seguidores a recurrir a la violencia.

Pero este pasaje plantea la cuestión de por qué Jesús querría usar una imaginería tan violenta cuando él era pacífico. Una razón es recordarnos que una vida como seguidor de Cristo llevará inevitablemente al conflicto. Jesús es ciertamente ‘Príncipe de la Paz', pero esto no significa paz a cualquier precio. La paz que Jesús buscaba traer es primero y ante todo una paz con Dios. Dicha paz conducirá a la paz dentro de la humanidad, pero debemos recordar la dirección en la que la paz divina fluye. Fluye primero de una vida en comunión con y en obediencia a Dios, y después hacia afuera, al mundo que nos rodea. Lo que Jesús nos recuerda es que esta paz no es siempre acogida y se encuentra frecuentemente con resistencia violenta. Las palabras de Jesús son de precaución para aquellos que se toman la vida de discípulo demasiado a la ligera.

¿Cómo desafía o cómo conecta la imagen de Jesús trayendo el ‘fuego' y la ‘espada' con tu imagen de Jesús? ¿En qué medida estas imágenes consuelan o inquietan a la comunidad LGTB?

Para obtener una imagen gráfica de esto, podemos mirar a Hebreos 11: 29-12: 2. El escritor recorre una lista de antepasados en la fe. Debería señalarse que este es un pasaje difícil porque algunas referencias son a incidentes de violencia y destrucción. Aun así, también vemos en la lista a los que fueron torturados, encarcelados y asesinados por su fidelidad. Otros "anduvieron de un lado a otro vestidos solo con pieles de oveja o de cabra; faltos de todo, afligidos y maltratados". El mundo "ni siquiera merecía" estos santos (verso 37). Es frecuentemente difícil para nosotros relacionarnos con pasajes como estos, dada la relativa libertad religiosa de que disfrutamos.

¿Cuáles son los testigos que te han inspirado a ti y a tu congregación? ¿Trajeron división o reconciliación? ¿Qué precio pagaron por su fe?

Incluso nosotros en la comunidad LGTB tenemos una notable libertad de culto a nuestra discreción, a pesar de ser apartados de las grandes comunidades de fe. Es importante para nosotros reconocer que a pesar de nuestras dificultades, tenemos la capacidad de vivir nuestras vidas con un nivel de apertura y seguridad que muchas personas LGTB, en otras partes del mundo, no pueden ni tan siquiera imaginar. Incluso aunque se nos nieguen muchos de los derechos que otros ciudadanos disfrutan, hay personas LGTB alrededor del mundo que aceptarían el nivel de libertad que tenemos sin quejarse.

La cuestión no es conformarnos con lo que tenemos, sino darnos cuenta de que, cuando luchamos por nuestra igualdad, no deberíamos sorprendernos si encontramos resistencia. Nuestro encuentro con Dios afirma nuestra plena humanidad y es desde aquí desde donde debemos hablar claro. Al hablar desde este supuesto, encontraremos resistencia por parte de aquellos que no desean oír la voz de Dios en lo que a nosotros respecta. Tampoco deben preocuparnos tanto nuestros propios derechos como para descuidar la lucha por otros, alrededor del mundo, que viven en el miedo y la opresión. "¡Haced justicia al débil y al huérfano! ¡Haced justicia al pobre y al necesitado! ¡Librad a los débiles y pobres, y defendedlos de los malvados!" (Salmo 82: 3-4).

¿Cuál es tu oración por las personas LGTB que sufren fuera de nuestro propio país? ¿De qué forma puede estar llamándote Dios a ti o a tu congregación a trabajar por la justicia y la igualdad LGTB, más allá de tu comunidad local?

Oración inclusiva

Dios de justicia,
hemos conversado contigo
y hemos escuchado la palabra de amor:
somos conocidos y aceptados.
Capacítanos para llevar a cabo nuestro cometido
de extender esa palabra sin vergüenza y sin miedo.
Danos fuerza cuando nos enfrentemos al hecho
de que extender la palabra de tu amor y tu paz
no siempre crea una reacción pacífica y amable en aquellos con quienes hablamos.
"¿No es mi palabra como fuego, dice el Señor,
y como un martillo que rompe una roca en pedazos?" (Jeremías 23: 29).
Permítenos entonces
"apartar toda carga y el pecado que nos asedia",
para recorrer la senda que Jesús y nuestros antepasados en la fe
han iluminado antes que nosotros.
¡Así sea! Amén.