17.7.10

Acoger el Evangelio en el Hogar de Dios

18 de julio de 2010
Domingo 16º de Tiempo Ordinario. Año C.

Explora el Evangelio a través de la hospitalidad, manteniendo la prioridad de la relación con Dios y con los demás.

En Génesis 18: 1-10a, somos sorprendidos por la hospitalidad de la casa de Sara y Abraham. Sabemos lo que viene después (en Génesis 19) -la violenta inhospitalidad de Sodoma. Sin embargo, aquí tenemos un impresionante ejemplo que imitar en Sara y Abraham, usando nuestros mejores dones para acoger a las personas en nuestros hogares. Y al extender esa hospitalidad nos situamos en un lugar para oír la buena noticia. Una y otra vez, la iglesia ha fracasado en extender la hospitalidad a la comunidad LGTB -¡y el evangelio se ha perdido! Tanto si los extranjeros son ángeles como si no, la expectativa de extender la hospitalidad al extranjero no debe ser desechada a la ligera.

El fracaso en la acogida no ha sido sólo hacia la comunidad LGTB. Tanto la inhospitalidad ideológica entre las denominaciones cristianas, como la falta de hospitalidad entre religiones, figura en los primeros puestos de las maneras en que saboteamos la escucha y la proclamación de la buena nueva del amor de Dios.

¿Qué buena noticia podemos estar perdiendo  cuando dejamos de recibir a los extranjeros en medio de nosotros con amabilidad?

Rich McCarty reflexiona: "Después de escuchar el Salmo 15, tengo una imagen del salón de la gran asamblea. Todo el mundo está aquí. Las personas LGTB están presentes, igual que los que se autoconsideran nuestros enemigos, aunque sean nuestros prójimos -personas que nos han perjudicado económicamente despidiéndonos de nuestros puestos de trabajo y que nos han calumniado de distintos modos. Nos miramos directamente a los ojos unos a otros. Entonces oigo a alguien preguntar: ‘Señor, ¿quién puede residir en tu santuario?' La respuesta llega: ‘¿Quién habitará con Dios? Aquellos que andan sin tacha... (pausa larga), y hacen lo bueno... (pausa larga)... y dicen la verdad de todo corazón... (pausa larga). ¿Quién es recibido? Todo el mundo oye la respuesta. Todo el que nos ha calumniado y herido es renovado y capacitado para andar sin tacha con nosotros. Todo el que ha sido incapaz de decir la verdad de todo corazón es liberado y capacitado para hacer lo bueno."

En nuestra conversación, los autores compartimos experiencias duras y conflictivas con la promesa del Salmo 15: 4 de que aquellos "que cumplen sus promesas aunque les vaya mal" habitarán en el santuario del Señor. Honramos a quienes dicen con audacia su propia verdad sobre su identidad de género y/o su orientación sexual, y que permanecen en su integridad incluso en daño propio. También lamentamos la forma en que algunos han usado esta demanda para atar a las personas a sus promesas matrimoniales y, haciendo esto, herir el alma de quien está así atado a su pareja.

¿Qué significa mantener tus promesas incluso en daño propio? Considera los ejemplos tanto positivos como negativos.

Colosenses 1: 15-28. ¡Lo primero es lo primero! La aclamación cristológica establece lo que es preeminente: el primogénito de toda criatura, anterior a todo, la cabeza, el principio, el primero de los resucitados, el primer puesto. ¡Cristo es primero! Después todo encuentra su propio lugar: en Cristo ha querido habitar toda la plenitud (en griego pleroma). La idolatría levanta su fea cabeza cuando las personas o las instituciones quieren ponerse ellos mismos como primogénitos, como la Palabra y la Sabiduría encarnada de Dios, reclamando así el derecho a dominar y oprimir a otros.

Después de establecer un sólido fundamento en Cristo, el que escucha esa Palabra no puede quedarse estancado por más tiempo en el proceso intelectual. El ministerio consiste en el despliegue del significado de Cristo, el fundamento. Oímos en Colosenses 1, 24-28, la llamada  a encarnar ese despliegue o desvelamiento del evangelio en nuestros propios cuerpos. ¿Cómo me relaciono con otros cuerpos? ¿Cómo abro mi tienda para mostrar hospitalidad con los extranjeros? El despliegue del Evangelio no consiste en proselitismo o en decirle a otros lo que deben hacer. El Evangelio se despliega cuando se hace vida en ti y en mí.

Nombra alguna de las formas en que quieres que el evangelio se revele y se exprese en tu vida. ¿Qué le ocurrirá a la iglesia si hablamos de la gloria de este misterio, Cristo en ti, en nuestros propios cuerpos -incluso en la intimidad sexual?

Lucas 10: 38-42 nos invita, junto con Jesús, a entrar en la casa de las hermanas Marta y María.  ¿Qué significa invitar a Dios y a los que han sido hechos a imagen de Dios a nuestras casas y darles hospitalidad? Por una parte, ¿sabemos cómo descansar? Para aquellos entre nosotros en posiciones de liderazgo, ocupados en lo que Marta hace, oímos la llamada a atender a nuestra relación personal con Dios. ¡Cómo necesitamos el equilibrio entre el trabajo y el descanso en la presencia de Dios! Puede ser que necesitemos llamarnos Marta unos a otros de vez en cuando -sólo para volvernos a llamar unos a otros a ese discipulado esencial con Jesús.

La elección de María -relación y discipulado íntimo- no le será arrebatada. En una época de climas políticos que cambian rápidamente, incluso sabiendo que el trabajo duro de las personas puede desaparecer literalmente en un momento, esos momentos de íntima comunión no pueden ser arrebatados.

Oración inclusiva

Llámanos de nuevo, oh Dios, al ministerio de la hospitalidad.
Tú que nos has acogido,
danos la gracia de extender esa misma acogida a otros,
y concédenos la sabiduría de regresar una y otra vez
a refrescarnos en tu presencia.
Que tu reino venga en nosotros y entre nosotros.
Amén.