Domingo 11º de Tiempo Ordinario. Año C.
Cuando los marginados ejercen su poder, frecuentemente son primero sexualizados, luego demonizados. Jesús enseñó que el poder real se puede encontrar en actos radicales de inclusión y hospitalidad.
Los textos para esta semana están llenos de nombres e historias de mujeres en la Biblia: Jezabel en el texto de Reyes, Betsabé (implícita) en el texto de Samuel, la mujer sin nombre que riega los pies de Jesús con sus lágrimas -igual que María Magdalena, Juana , mujer de Chuza, intendente de Herodes y Susana- en el texto de Lucas. Estas historias nos invitan a fijarnos en las dinámicas de poder en el relato bíblico y en nuestras comunidades.
En 1 Reyes 21: 1-10, (11-14), 15-21, Jezabel y Acab abusan de su poder real, que tiene como resultado la muerte inocente de Nabot, y en 2 Samuel 11: 26-12: 10, 13-15, David se ve confrontado por el profeta Natán a causa de su abuso de poder real, que tiene como resultado la muerte inocente de Urías, el marido de Betsabé. De todos los personajes en estas historias, es Jezabel la más vilipendiada por el relato bíblico y por la interpretación posteriores. En la cultura occidental, el nombre "Jezabel" denota "mujer malvada". Esta maldad ha sido sexualizada, pero en el relato bíblico mismo, el abuso de poder de Jezabel no está conectado con su sexualidad, sino con su celo religioso y su ambición política. En verdad en 2 Reyes 9 ella "pinta sus ojos y adorna su cabeza" para enfrentarse a sus enemigos, pero esto es un signo de su poder real y no de seducción sexual.
Aunque las acciones de Jezabel (y de Acab) eran un claro signo de abuso de poder político, debe advertirse la manera como la maldad ha sido frecuentemente sexualizada -y particularmente el relación con mujeres; personas LGTB; y gente de color- cuando trabajamos con estos textos. Frecuentemente, cuando personas marginadas ejercen su poder de forma apropiada, son demonizados sexualmente por aquellos cuya posición de poder superior se ve amenazada.
¿Quién tiene el poder dentro de tu congregación -formal e informalmente? ¿Cómo se ofrece ese poder? ¿Cómo es la relación de tu congregación con el poder?
En Lucas 7: 36-8: 3, la mujer anónima que riega los pies de Jesús con sus lágrimas es demonizada sexualmente. Es llamada "mujer de la ciudad" (queriendo decir prostituta), una "pecadora". Elizabeth Schussler Fiorenza señala que la mayoría de las prostitutas en las ciudades del mundo neotestamentario estaban empobrecidas y se veían forzadas a este medio de vida como consecuencia de su estatus marginal en una sociedad patriarcal. Ella afirma que "todas las categorías de pecadores eran, en un sentido u otro, personas marginadas que eran mal pagadas y frecuente abusadas" (In Memory of Her: A Feminist Theological Reconstruction of Christian Origins, 128).
Sin embargo, esta "mujer de la ciudad" es la que ofrece una hospitalidad radical a Jesús en el relato -¡y ni siquiera es su casa! Ella irrumpe en la cena porque cree que tiene un lugar a la mesa. Su acción autorizada, encarnada, pone nervioso al anfitrión. Simón, una caricatura de religiosidad respetable, es eclipsado por esta mujer, "una pecadora" cuyo nombre ni siquiera conocemos.
Historias como esta del evangelio de Lucas tienen resonancia para las personas LGTB en el mes de junio, cuando muchos se reúnen para las celebraciones del orgullo. Estas celebraciones tienen sus raíces históricas en la llamada Revuelta de Stonewall. El 28 de junio de 1969, drag queens, "mujeres de la ciudad", y la mayoría gente de color, resistieron el arresto y la continua hostilidad de la policía de Nueva York en Stonewall Inn, en Greenwich Village.
En esta carta a las iglesias en Galacia, Pablo refuta a quienes ha llegado predicando un evangelio distinto. Un evangelio que afirma que hay comportamientos obligatorios asociados a convertirse en cristianos, por ejemplo la circuncisión de los gentiles conversos. En Gálatas 2: 15-21, Pablo proclama que tanto judíos como gentiles han sido justificados por la gracia de Dios en Jesucristo. En estos días siguientes a Pentecostés, el Espíritu continúa llamando a la iglesia a una radical inclusión y hospitalidad que transciende cualquier noción de comportamiento obligatorio (como la heterosexualidad o el celibato) que condicione el amor y la gracia de Dios.
Con el salmista decimos: "Guíame, oh Dios, en tu justicia... endereza delante de mí tu camino" (Salmo 5: 8). Y escuchamos la voz del Señor: "Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar" (Salmo 32: 8).
¿De qué forma lucha tu congregación por la inclusión? ¿Cómo relaciona tu congregación la inclusión con la hospitalidad? ¿Cuáles son los usos de tu congregación sobre la Eucaristía, Cena del Señor o Santa Comunión? ¿A quién se invita a la mesa? ¿Usa tu congregación un lenguaje inclusivo para Dios y las personas?
Oración inclusiva
Oh Sagrado Poder,
da poder a todos los que carecen de poder
y están dominados por las fuerzas que se elevan
para tomar el control del universo
tomando el control sobre nosotros,
danos los medios para cambiar nuestro estatus
y perdónanos nuestras inclinaciones triunfalistas,
porque sabemos que Tuyos son el poder y la gloria por siempre.
Amén.