11.5.10

Dios, ¿en dónde estás?

Día de la Ascensión. Año C.
Incluso cuando parece que Dios nos ha abandonado, no estamos solos. Dios continúa guiándonos y reinando sobre todos los pueblos y todas las cosas.
Hoy conversan David O. Jenkins, Bridgette Young y Mark D. Jordan.
Tanto el texto de Hechos 1:1-11 como el de Lucas 24:44-53, cuentan una historia de ascensión. En Lucas, Jesús sube al cielo después de aparecerse a sus discípulos en el día de su resurrección. Él les da una bendición mientras es recibido en el cielo, y los discípulos se van con gran gozo alabando y adorando a Dios. En Hechos, es probablemente 40 días más tarde, y cuando Jesús se les aparece de nuevo, ellos le preguntan si ha vuelto para restaurar la nación de Israel a su antigua gloria y poder políticos. La respuesta que les da no es muy clara o reconfortante. Jesús dice básicamente, "No es cosa vuestra saber la fecha o el momento." Entonces, él promete que el Espíritu Santo vendrá a darles el poder de ser testigos por todo el mundo.


En Lucas, los discípulos están alegres y esperanzados. En Hechos, están confusos y despistados. Literalmente, se les deja de pie mirando al vacío. A menudo, nuestros encuentros con Dios nos dejan sintiéndonos de una manera u otra. Cuando sentimos que Dios no ha estado presente con nosotros, y nos ha dejado luchando por nosotros mismos, cualquier signo de la presencia divina nos hace saltar de alegría y de alabanza a Dios por la oración contestada. Cuando estamos perdidos y confundidos, y las respuestas crípticas de Dios a nuestras preguntas apremiantes nos dejan haciéndonos más preguntas, tendemos a mirar hacia el espacio, pensando: "¿Qué ha dicho?"
¿Cuándo has sentido que Dios estaba cerca? ¿Cuándo has sentido que Dios estaba lejos?
La fuerza de la historia de la ascensión está en que los seguidores de Jesús siguen teniendo una experiencia de la vida de Jesús. Tanto en Lucas y como en Hechos, Jesús enseña hasta el momento en que es elevado acerca del sentido de los profetas hebreos y del reino de Dios. Es evidente que su enseñanza no se terminó con su muerte. Ni siquiera se termina cuando el cuerpo resucitado de Jesús desaparece de nuestra vista, sino que continúa a través del Espíritu que Jesús envía como maestro permanente.
En Efesios 1:15-23, el don de este mismo Espíritu es por lo que Pablo ora cuando escribe a los nuevos cristianos de Éfeso. Ser cristiano significa recibir "un espíritu de sabiduría y de revelación" (versículo 17), que nos llevará al pleno conocimiento y confianza en el poder definitivo de Jesús sobre el mundo -no importa lo temible que parezca el poder mundano.
La confianza en Jesús y el don de su Espíritu debe consolar a los cristianos LGBT. Nos asegura no sólo que hay un poder más profundo -y más dulce- que la opresión terrenal, sino que también nosotros hemos recibido una parte de ese poder en desarrollo. La Biblia cristiana nos enseña que Jesús tiene que decir más de lo que la Biblia sola dice. Es por eso que envía el Espíritu a cada creyente. Los cristianos no deberían sorprenderse por el crecimiento en su comprensión de cómo Dios trabaja a través de la sexualidad humana. Deberían esperarlo.
¿De qué manera podemos crecer en nuestra comprensión de cómo Dios trabaja a través de la sexualidad humana, las costumbres y las interacciones humanas?
El Salmo 47 da fe de la presencia continua de Dios, centrándose en su soberanía sobre toda la creación. En medio de las luchas, guerras y hambrunas de Israel, este salmo recuerda al pueblo el continuo reinado de Dios sobre todas las cosas y todas las personas -incluso cuando las noticias matinales no son tan convincentes. Estamos llamados a celebrar el reino de Dios, para vivir una vida alegre. Cuando los signos del mundo sugieren que Dios nos ha abandonado, el antiguo salmo nos recuerdan la posibilidad de dar testimonio de la esperanza y la confianza.
¿Qué evidencia ves a tu alrededor de que el reinado de justicia, amor e igualdad de Dios está irrumpiendo? ¿Cuáles son sus oraciones -dónde estás pidiendo que Dios reine?
ORACIÓN INCLUSIVA
Dios que nos sostienes, anhelamos la sensación de su presencia, especialmente cuando las palabras solas aportan poco consuelo. Ven Espíritu, crece en nosotros, para que podamos arraigarnos en tus visiones de justicia y misericordia. Abre nuestros brazos, para que podamos consolar la cargas de los otros. Habla a través de nuestras bocas, para que podamos consolar a los afligidos. Mueve nuestros pies, para que podamos marchar en solidaridad con quienes están en los márgenes. En el nombre de Jesús resucitado, Amén.
Versión original en inglés: Out in Scripture.