El amor de Dios no nos abandonará. De hecho, Dios siempre está viniendo y volviendo a nosotros, particularmente a aquellos que llevan cicatrices como Jesús. Desde esta esperanza, si no firme seguridad, y a pesar de nuestro temor, se nos alienta a salir (del armario) y a proclamar nuestra fe y nuestras experiencias.
Hoy conversan AngelaBauer-Levesque, Alma Crawford y Tat-Siong Benny Liew.
Todos los pasajes para esta semana, convergen alrededor de nuestra responsabilidad y capacidad para proclamar nuestra fe en Dios, motivada por la confianza y la esperanza no sólo en la resurrección de Cristo sino también en la segunda venida de Jesucristo. Tanto el Salmo 118:14-29 como el Salmo 150, reflejan personas que tienen una innegable experiencia de la fidelidad de Dios. Juan 20:19-31 y Hechos 5:27-32 enfatizan que Cristo ha resucitado, mientras que Apocalipsis 1:4-8 señala a Cristo que vendrá de nuevo. Juan 20:19-31 y Hechos 5:27-32 también subrayan la llamada a proclamar a Cristo resucitado.
¿Cuáles son los posibles significados de la Pascua para las personas LGTB?
Las experiencias traumáticas del arresto y la crucifixión de Jesús han dejado a sus seguidores paralizados por el miedo. Se encierran y tienen miedo literalmente de "salir". Sin embargo, encontramos en Juan 20:19-31 a un Jesús amante y paciente que no sólo se revela a sus seguidores una vez, sino que vuelve una segunda vez. La segunda vez, el Jesús resucitado interpela a Tomás, quien ha tenido que dejar la "fe" para aprender a ver con sus propios ojos. La buena noticia de la Pascua es que Jesús está siempre viniendo a nosotros, volviendo por nosotros. No lo hará sólo una vez, sino una y otra vez. Esto no es sólo una promesa para el futuro sino una realidad del presente. Jesús viene repetidamente a darnos la paz y el Espíritu Santo, para que, como el salmista dice en el Salmo 118:17, vivamos y contemos las obras de Dios.
El Cristo resucitado viene a nosotros, pero viene -según Juan 20:20,25-27- también con cicatrices en sus manos y en su costado. Las cicatrices de Jesús pueden ser interpretadas como un testimonio de su solidaridad con las personas LGTB que también han soportado las cicatrices, tanto metafóricas como físicas, del rechazo y la opresión. Como nos recuerda el Salmo 118:14-21, sólo Dios abre (y cierra) las puertas de la justicia. Y Apocalipsis 1:5-6 nos dice que hay uno "que nos ama, nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre". No importa que causó o cómo hemos llegado a entender nuestras identidades como personas LGTB o hetero, Dios a través de Cristo nos ha hecho un reino de sacerdotes para el servicio y el ministerio. El Salmo 118:22-23 proclama las acciones liberadoras de Dios que son de hecho "cosa maravillosa a nuestros ojos". Estos versos proclaman que Dios realmente hará algo más que abrir las puertas para las personas LGTB, además, Dios reivindicará el dolor de nuestro rechazo. Los que hemos sido etiquetados como muertos, destructivos, inútiles o indignos somos mostrados y restaurados por la intervención de Dios como dignos, importantes constructivos e incluso indispensables. Para una perspectiva cristiana, lo que Dios ha hecho por Jesús, también lo ha hecho por nosotros en Jesús. Continuamos vivos cuando se nos ha dado por muertos, y seguimos reuniéndonos cuando se nos daba por dispersados y expulsados. A pesar del rechazo de la gente -incluso haciendo de nosotros la auténtica definición del pecado en nombre de Dios- Dios nos ha aceptado y nos ha reivindicado. Entre tanto, sin embargo, somos llamados también a una tarea y a una responsabilidad.
¿Qué se nos invita a hacer a las personas LGTB a la luz (o a causa) de la Pascua?
En Juan 20:19-23 está claro que Jesús regresa a sus seguidores no sólo a traerles la paz, sino también para enviarlos afuera en compañía del Espíritu Santo. En Hechos 5:27-32, la llamada de Cristo a proclamar se encuentra con la prohibición de las autoridades religiosas humanas. A las personas LGTB llamadas a la proclamación y al ministerio les es familiar este tipo de "órdenes estrictas" de nos enseñar en nombre de Jesús (Hechos 5:28). Pero sabemos, sin embargo, que muchos, como los primeros seguidores de Jesús en Hechos, no han dejado de hacerlo. Muchos se han enfrentado a consejos y han desafiado a los que intentan silenciar su fe y su llamada. Otros han encontrado púlpitos alternativos en congregaciones alternativas.
¿Cuáles son los caminos en que las personas de fe LGTB reciben "órdenes estrictas de no enseñar"? ¿De qué forma estos pasajes ofrecen fortaleza o desafían a las personas LGTB y a aquellos que los apoyan?
La confianza y la esperanza que nos da la Pascua no debería interpretarse para deshumanizar o para juzgar el temor como una enfermedad, ni deberíamos desestimar las formas materiales y tangibles de protección para acompañar a esta confianza y a esta esperanza. Los actos heroicos de Pedro y de los apóstoles de enfrentarse al consejo y al sumo sacerdote no son las únicas formas de ser resistentes fieles en Cristo. Hay más de una forma de "salir", como hay más de una forma de articulación. La disyuntiva entre el otorgamiento de autoridad de Jesús (Juan 20:23) y la autoridad falible del sumo sacerdote en nombre de Dios (Hechos 5:27-28) nos recuerda que estemos vigilantes sobre la delgada línea que separa la autoridad religiosa/espiritual y el abuso.
Versión original en inglés: Out in Scripture.