Viernes Santo. Año C.
Seguir a Jesús es seguir a uno que ha experimentado el mayor acto de marginación de la sociedad. Jesús encontró la muerte en una cruz a manos de la élite gobernante porque desafió el statu quo de la sociedad. Sin embargo, las lecturas de hoy resitúan este acontecimiento cuando los escritores del Nuevo Testamento, utilizando tradiciones de la Biblia hebrea, de manera desafiante rechazan verlo como una victoria del odio y de la exclusión, sino como parte integrante de la bondad de Dios y de propósitos dadores de vida.
Conversan Christine Smith, Warren Carter y Randall Bailey.
Aunque Jesús claramente sufre al experimentar una muerte por crucifixión, la narración de los capítulos que se encuentran en Juan 18:1-19: 42 no enfatiza su sufrimiento. Juan dice sólo brevemente: "Pilato... lo azotó" (19:1), pero no nos cuenta cuántos latigazos ni se detiene en el dolor de cada latigazo. La crucifixión de Jesús se nombra brevemente (19: 18, 30), pero la descripción no se centra en su dolor o sufrimiento sino en la inscripción que el gobernador romano de Judea, Pilato, quiere sobre la cruz, en el reparto de las ropas de Jesús, en la presencia de las mujeres y en la bebida final de Jesús (Juan 19:19-30). En lugar de enfatizar el sufrimiento de Jesús, Juan enfatiza en control de Jesús sobre los acontecimientos.
El arresto de Jesús, llevado a cabo por soldados romanos y la policía de los líderes del templo (Juan 18:3), no pilla a Jesús por sorpresa. Jesús no sólo se identifica a sí mismo dos veces ante la partida de captores (18:4,8), también utiliza el arresto para revelar el poder de la presencia de Dios. Dos veces se identifica a sí mismo declarando el nombre divino "Yo soy" (18: 5, 8). Sus captores retroceden y caen al suelo, una respuesta apropiada al estar en la presencia del Santo (18: 6). Jesús reprende a Simón Pedro por usar su espada para hacer frente a los captores (18: 10-11) y desafía al sumo sacerdote a que investigue las enseñanzas que ha predicado abiertamente en el templo y las sinagogas, y a que demuestre que ha hablado mal (18:19-23). Cuando Pilato lo amenaza recordándole que tiene poder para crucificarlo, Jesús responde a Pilato: "Ninguna autoridad tendrías contra mí si no te fuera dada de arriba" (Juan 19:11). Es decir, en concordancia con el resto del evangelio de Juan, Jesús se entrega a sí mismo voluntariamente para morir por los demás (Juan 10:15-18).
La muerte de Jesús a manos de la alianza de gobernantes judíos y romanos revela algunas cosas importantes sobre este mundo imperial dominado por Roma. Revela el extremo al que llegará el poderoso para defender sus intereses sociales, políticos, económicos y religiosos. Esta alianza entre Roma y los gobernantes sacerdotales judíos en Jerusalén era típica en el imperio romano, a través de la cual Roma ejercía el control formando alianzas con las élites locales gobernantes. Gobernaban así para beneficiarse a expensas del resto. Jesús había desafiado su manera de gestionar los asuntos de la sociedad. En sus acciones milagrosas de sanar y alimentar a las personas, comenzó a invertir el daño que el sistema imperial había causado a muchos. Dándose cuenta de lo populares que eran Jesús, y sus enseñanzas y acciones dadoras de vida, decidieron que era mejor que Jesús muriera a que Roma tuviera que venir y castigarlos militarmente, por perder el control de esta parte del imperio (11:45-53). La narración revela la fuerza del poder en interés propio y la intolerancia contra cualquier amenaza de desviación del mismo. Este relato recuerda a todos los comprometidos hoy con una sociedad de justa inclusión para todos los grupos marginados, por orientación sexual, raza, origen o cualquier otro factor, que el imperio siempre reacciona contra aquellos que lo desafían.
Sin embargo, el evangelio no acaba en el capítulo 19 con a muerte y el entierro de Jesús por los valientes José de Arimatea y Nicodemo. Sus enemigos no tienen la última palabra. En el capítulo 20 nos aguarda el relato de la nueva vida y el testimonio de que los propósitos de Dios son más poderosos, más compasivos, justos, inclusivos y dadores de vida.
¿De qué manera la comunidad y personas LGTB de fe desafían los modelos tradicionales en nuestra cultura? ¿Cuáles son las formas en que el "imperio", de estrechas construcciones de género y sexualidad heterosexista, reacciona contra las personas LGTB cuando nuestra existencia llega a ser demasiado amenazante?
Las lecturas de Hebreos 4:14-16,5:7-9 o 10:16-25 reflejan aspectos de la historia de la crucifixión. Hebreos 4:14-16,5: 7-9 enfatiza el sufrimiento de Jesús y la obediencia a la voluntad de Dios, como el fundamento para proveernos de la misericordia y la gracia que nos capacitan en nuestro sufrimiento. Hebreos 10:16-25 resalta el perdón y la renovación de los corazones y las mentes como compromiso para hacer la voluntad de Dios. Continúa exhortando a la perseverancia, a que la esperanza no zozobre, a estimularse mutuamente al amor y las buenas obras, reuniéndose para fortalecer las relaciones y animándose mutuamente a una vida en fidelidad.
¿De qué manera has sido testigo de la comunidad LGTB perseverando y reuniéndote para el fortalecimiento mutuo en medio de la opresión y la marginación?
Las lecturas del Testamento hebreo, Isaías 52:13-53:12 y Salmo 22, emplean una espiritualidad del lamento que es recurrente a través de los salmos y de los escritos proféticos. Esta espiritualidad implica tres actores: aquel que sufre, los enemigos y Dios. Una persona sufre de algún modo a pesar de ser fiel a los propósitos de Dios. El sufrimiento no se describe usualmente con gran detalle, pero puede incluir enfermedad; angustia física, emocional o espiritual (Salmo 22:1-2); aislamiento social; oposición (22:6-8,12-18) y daño de parte de los poderes imperiales. El sufrimiento es causado por algunos "enemigos" (22:6,16). De nuevo, con frecuencia los enemigos no son identificados, aunque su oposición fundamental a la persona fiel y a la voluntad de Dios es clara. En estas circunstancias, el justo sufriente asume el sufrimiento e implora a Dios que salga en su defensa (22:19-22a). Con frecuencia Dios parece lento en responder, pero finalmente sale en defensa del sufriente que alaba a Dios por intervenir compasiva, fiel y poderosamente (22:22-31). Este paradigma de sufrimiento da forma gráficamente a las narraciones de la muerte de Jesús.
En Isaías 52-53, el "siervo" experimenta un gran sufrimiento que causa daño físico y deja huella en su apariencia, probablemente a manos del poder imperial babilónico (52:14). El siervo fue despreciado y aislado socialmente (Isaías 53:3). Sin embargo, el pasaje reconoce que el siervo no sufre sólo (como en el Salmo 22), ni sufre como primero de otros que sufrirán en un futuro (como hace por ejemplo Jeremías en Jeremías 16:1-4). Más bien, el siervo sufre en lugar de otros: "llevó él nuestra enfermedades y sufrió nuestros dolores". Algunos piensan equivocadamente que fue castigado por Dios a causa de sus propios pecados (Isaías 53:4b) pero llegan a reconocer que sufrió a favor de ellos: "por nuestras rebeliones... por nuestros pecados" (53:5a). También reconocen que su sufrimiento ha obtenido un gran beneficio para ellos: "Por darnos paz... fuimos nosotros curados" (53:5b). Quizá esto se refiere a su vuelta del exilio de Babilonia. El pasaje reconoce que Dios ha actuado a través de los sufrimientos del siervo para traer plenitud y sanidad a otros.
Esta espiritualidad del lamento no glorifica el sufrimiento ni afirma de forma engañosa que el sufrimiento sea "bueno para nosotros". No sugiere de debamos soportar el sufrimiento pasiva y alegremente (ni ningún otro tópico). Pero reconoce que el sufrimiento -tanto individual como social- no está más allá del ámbito de Dios, sino que juega un papel importante en la experiencia humana en relación con Dios y puede ser un instrumento en la redención humana. Estos pasajes enuncian situaciones de opresión, dan cuenta honestamente de las luchas en la relación con Dios y en las comunidades humanas, y celebran las intervenciones de Dios dadoras de vida. Los primeros cristianos entendieron en parte la muerte de Jesús en estos términos.
¿De qué maneras concretas las personas LGTB sufren en un mundo heterosexista? ¿Dónde ves personas LGTB sirviendo como agentes de redención dentro de la Iglesia cristiana y la sociedad de las que somos parte?
ORACIÓN INCLUSIVA
Santo Dios, te pedimos que estés con todas las personas que se enfrentan a las crucifixiones, de hoy día, del odio y de la violencia, en el mundo creado por ti. Te pedimos que estés especialmente con la comunidad LGTB cuando busca encarnar un nuevo tipo de humanidad en medio de un mundo de estrechas construcciones de género y sexualidades. Haz que nuestros hermanos y hermanas LGTB sean audaces frente a la persecución, y fieles a tu gracia y misericordia, en un mundo de incesantes "Viernes Santos". Amén.
Versión original en inglés: Out in Scripture