Domingo 1º de Cuaresma. Año C
Jesús conocía su llamada. Esa vocación marcó la diferencia cuando afrontó la tentación en el desierto. ¿Qué diferencia podría producir tu propia claridad de la llamada de Dios en la elección y vivencia de una existencia de fe?
Deuteronomio 26:1-11; Salmo 91:1-2,9-16; Romanos 10:8b-13;Lucas 4:1-13
Conversan Greg Carey y Kharma Amos.
¡Ah, la tentación! ¿Qué sería sin ella el tiempo de Cuaresma? La palabra tentación evoca imágenes particulares en nuestra cultura. Tenemos al personaje de dibujos animados, el gato Silvestre, con un ángel en un hombro y un pequeño diablo en el otro. Ahí está Homer Simpson intentando ignorar el ‘donut' cercano. Las imágenes populares de la tentación tienen una cosa en común: enfatizan la elección individual en relación con a un momento concreto.
Aunque la historia de la tentación en Lucas 4: 1-13 representa asimismo una elección individual de parte de Jesús, su elección no sólo implica un único bocado sabroso. Más bien, la tentación de Jesús implica un discernimiento más amplio. La auténtica cuestión es "¿quién va a ser Jesús?" Así es como la Cuaresma nos interpela, nos presenta la vocación como un asunto que apremia nuestra existencia.
Tal como el evangelio de Lucas lo presenta, la tentación de Jesús plantea cómo su identidad mesiánica se va a relacionar con el privilegio y con el poder. ¿Realizará Jesús demostraciones de su poder mesiánico? ¿Buscará Jesús la gloria o la autoridad como fines en sí mismos? ¿Espera Jesús que Dios certifique su identidad a través de demostraciones maravillosas? Resumiendo, ¿trocará Jesús su vocación mesiánica en enaltecimiento propio?
El privilegio y el poder pueden tentar. Plantean primeramente desafíos para las comunidades de fe en Estados Unidos y Canadá. Voces dentro de las iglesias buscan crecimiento para su propio provecho e influencia política, como un signo del estatus de la iglesia. Frecuentemente determinan la agenda de la iglesia en relación con su lucha por la influencia. Sin embargo consideremos el mensaje de Jesús que sigue a su tentación. En la sinagoga de Nazaret lee el manifiesto de Isaías. Isaías proclama la buena nueva a aquellos que son pobres, libertad a los que están cautivos, recuperación de la visión a los ciegos, libertad a los oprimidos. Jesús asume la visión del profeta como su propia vocación. En él, la visión se ha cumplido (Lucas 4: 16-20). Esta claridad de Jesús sobre su propia vocación, lo capacita para afrontar su tentación en el desierto, y también le proporciona fortaleza para el ministerio y los desafíos por venir.
¿Cómo influye tener claridad sobre el amor de Dios por ti y sobre su llamada a ser quien eres, al enfrentarte a las tentaciones diarias? ¿En qué afecta a una congregación y a cómo vive esta su misión a pesar de los pronósticos, la claridad de la misión de Dios?
El apóstol Pablo también expresa las conexiones entre vocación y privilegio en Romanos 10: 8b-13. Muchas congregaciones han experimentado tensión entre su nueva ola y su vieja guardia. En la denominación de Greg Carey, la Iglesia Unida de Cristo, las iglesias a veces experimentan esta tentación cuando consideran la posibilidad de ser "Open and Affirming" (sello de iglesia inclusiva de esta denominación) a todas las personas, sin importar la orientación sexual ni la identidad de género. Algunos preguntan, incluso en alta voz, "¿Vamos a convertirnos en una iglesia gay?" La carta de Pablo a los Romanos al parecer trata de cómo algunos creyentes gentiles, la nueva ola, llegaron a mirar con aires de superioridad al menor número de judíos cristianos en medio de ellos.
En la iglesia, ¿la opinión de quién domina?, ¿a quién llama Dios?, ¿quiénes ascienden al cielo y quiénes descienden al abismo? (versos 6-7). Pablo insiste: "no hay distinción". "Todos los que invocan" a Cristo, encontrarán la generosidad de Cristo; "todos los que invocan" llegan a la salvación (versículo 12). La iglesia que sigue a Cristo no puede usar su vocación como arma de privilegio.
El pasaje también nos invita a reflexionar sobre la relación entre la vocación de la iglesia y la vocación de los individuos que son llamados por Dios. Qué desafortunado es que algunas iglesias usen su poder y privilegio para negar la vocación pastoral a tantas personas LGTB. Está bien que Jesús no fuese disuadido de su vocación por unas cuantas pruebas escriturales citadas por el diablo (Lucas 1: 9-12). Anhelamos el día en que la iglesia no sea tal abogado del diablo en un uso similar de unas pocas Escrituras fuera de contexto, para perpetuar la idea errónea de que personas LGTB dotadas y vocacionadas son inadecuadas para el ministerio.
¿Cómo puede el pueblo de Dios rechazar el privilegio, y celebrar la vocación y la capacitación que viene como un don de Dios? Deuteronomio 26: 1-11 sugiere un camino, recordando quiénes somos y de dónde venimos. Nuestro pasado puede enseñarnos humildemente nuestra vocación. El Deuteronomio nos recuerda que somos descendientes de un pueblo minoritario y alienado: "Mi padre fue un arameo errante" (Deuteronomio 26: 5-9). Diversas corrientes étnicas y culturales nutrieron el antiguo Israel. Algunos celebraron la liberación de sus padres de la esclavitud de Egipto. Ese acto de liberación mostró su vocación. El pueblo de Dios iba a celebrar, incluso con quienes eran extranjeros, los dones abundantes de Dios (versículo 11). Los cuarenta días de Jesús en el desierto (Lucas 4:1-13) evocan el deambular de Israel por el desierto, preparando a Jesús para su vocación mesiánica. Una forma de mantener nuestro poder y privilegio bajo control es recordar humildemente nuestra liberación obrada por Dios de toda forma de opresión, en el desierto.
Para algunos de nosotros, sin embargo, nuestro pasado es devastador, traumático. No se siente como liberador. Recordar nuestro pasado, plantea un gran desafío que debemos tratar con sabiduría pastoral, a veces con contención. Sin embargo, también sostiene la promesa de que podemos celebrar nuestra liberación sin volverla privilegio. En cualquier momento en que somos tentados de excluir a otros, recordamos que muchos entre nosotros fueron una vez personas excluidas en la periferia de la sociedad. El Salmo 91: 1-2, 9-16 da testimonio de que la confianza en Dios, así como nuestra vocación, nacen de la fidelidad de Dios en liberarnos de la opresión. Dios declara, "Cuando ellos me invoquen, yo les responderé; estaré con ellos en la angustia, los rescataré y los glorificaré" (Salmo 91: 15). Con confianza en este Dios, ¿qué clase de personas somos nosotros? ¿Cómo afrontamos nuestras pruebas de fe? ¿Cómo vivimos?
¿Cómo te ayuda tu propio pasado a descubrir lo que Dios puede estar pidiéndote hoy? ¿Cómo te descubre tu pasado las expectativas que Dios tiene puestas en ti?
ORACIÓN INCLUSIVA
Santo Compañero de nuestro andar errante por el desierto,
acércate a nosotros y fortalécenos.
Recuérdanos los medios
por los que tú siempre has sido un Dios de liberación
para los alienados y los perdidos.
Llévanos a asumir nuestra vocación
de servirte a ti y al prójimo auténticamente,
saliendo de nosotros mismos
para dar poder a quienes no tiene poder.
Amén.
Versión original en inglés: Out In Scripture