Bautismo de Jesús. Domingo 1º después de Epifanía.
Dios llama a su pueblo a la existencia, nos reúne en comunidad con ternura y fortaleza.
Isaías 43:1-7; Salmo 29; Hechos 8: 14-17; Lucas 3: 15-17, 21-22
Conversan Ann Dunlap, Derek Krehbiel y Sara Rosenau.
Isaías 43: 1-7 es a la vez profundamente cercano y poderosamente protector. Dios convoca a Israel, reivindicándolo y tranquilizándolo: "No temas, que te he redimido; te he llamado por tu nombre, tú eres mío" (Isaías 43: 1). Esta poderosa reclamación de Israel llega en un tiempo en el que Israel ha sido derrotado, fragmentado y dispersado. Después de referirse a la valía de Israel, Dios asegura a su pueblo su protección. El conocido estribillo dice: "Si cruzas las aguas estoy contigo, si pasas por ríos no te hundirás; si pisas ascuas no te quemarás, la llama no te abrasará." (Isaías 43: 2).
Estas poderosas palabras de fortaleza y protección ha conectado con comunidades a través de la historia. Uno piensa en el himno "How firm a foundation" (Qué cimiento tan firme) o la canción de derechos civiles "We shall ovecome" (Nosotros venceremos). Aunque este pasaje puede ser leído por un individuo, es importante recordar que Dios llama y protege a las naciones, tribus y comunidades también. Para las personas LGBT, quienes frecuentemente se sienten aisladas en su persecución, hay un gran consuelo en la promesa de Dios de protección para toda la comunidad. Cuando las comunidades permanecen unidas, las aguas no las anegarán ni la llama las consumirá.
Más aún, la comunidad fue formada y hecha por Dios y Dios toma parte en la reunión de la comunidad. Isaías 43: 7 asegura que todos son creados para la gloria de Dios y que Dios reunirá a todos a los que ha llamado por su nombre. Cada uno está siendo reunido por Dios, las personas LGBT y otras. Dios irá a los confines de la tierra para reunir a su pueblo. Esta es la obra de un Dios que ama profundamente a cada criatura, y que con poder reúne a su pueblo.
¿Puedes recordar un tiempo cuando Dios te llamó o te condujo a la comunidad? ¿Cómo ha llegado a ser tu propia comunidad un refugio para ti?
El Salmo 29 está escrito con sobrecogimiento por el poder de Dios que se contempla en el mundo natural. Los primeros versos exhortan a toda la creación a dar gloria a Dios. Esto es seguido por vívidas y, de alguna manera, terroríficas imágenes de una tormenta atronadora y la voz de Dios provocando el salto del Líbano, llamaradas de fuego y el temblor del desierto. Una aclaración aún dice que la voz de Dios desgaja las encinas (Salmo 29: 9). Este salmo aclara que toda fuerza y gloria proviene de Dios. A esta claridad, sin embargo, no se llega fácilmente. Para cualquiera en medio de una tormenta atronadora, literal o figuradamente, es un auténtico signo de fe mirar al interior de la tormenta y continuar dando gloria a Dios. Recordando el pasaje anterior de Isaías, podemos entender la naturaleza dinámica de este salmo, que se expresa en el pueblo que responde al poder de Dios y elige decir que Dios está a cargo, incluso cuando el agua está subiendo, incluso cuando las cosas parecen realmente terribles. Para la comunidad LGBT y los grupos oprimidos, es algo poderoso nombrar dónde se encuentra a Dios. De esta forma, como pueblo de Dios tomamos fuerzas de Dios interpretando los acontecimientos de nuestras vidas con Dios en el centro.
¿Cuándo hay tormentas en tu vida, cuál es tu oración a Dios? ¿Cómo experimentas fortaleza en los momentos difíciles? Aunque algunas veces nos enfademos con Dios por nuestro sufrimiento, ¿hay alguna manera de dar gloria a Dios también?
En las escrituras hebreas encontramos a Dios que actúa en los fenómenos de la naturaleza, protegiendo a su pueblo de la inundación, del fuego y se hace presente al pueblo en medio de la tormenta. En los pasajes de los Hechos y en Lucas, Dios actúa en una comunidad de creyentes. Dios llama a los discípulos, a Juan el Bautista y a Jesús a participar en la creación de la comunidad de Dios sobre la tierra.
Los cristianos que asumen la sucesión apostólica -la autoridad del Espíritu Santo pasó de una persona a otra- podrían ver el Espíritu como fluyendo sólo a través de canales apostólicos. En Hechos 8: 14-17, la visita de Pedro y Juan a Samaría para traer el Espíritu Santo a los samaritanos tiene un claro sentido. Para los cristianos que creen que el Espíritu Santo se mueve con independencia de un grupo específico de personas, sin embargo, este pasaje tiene otros mensajes.
Comparado con el majestuoso poder de Dios que habla a Israel en primera persona (Isaías 43: 1-7) y con Dios como fuerza de la naturaleza imbuyendo de fuerza a todo Israel (Salmo 29), Hechos 8, 14-17 presenta una más simple, aunque igualmente poderosa, visión de cómo Dios opera en nuestro mundo. Este pasaje describe el papel de la humanidad en la llegada del Reino de Dios mediante la mutua llamada a un nuevo estado de ser. La comunidad de creyentes, representada por Pedro y Juan, oye, guía y toca a los nuevos bautizados samaritanos como manifestaciones humanas del Espíritu Santo, completando la acción bautismal. En un sencillo pero íntimo momento, Pedro y Juan colocan sus manos humanas sobre los samaritanos, reconociendo y afirmando su aceptación en el cuerpo comunal de Cristo.
¿Cómo reconoces la presencia del Espíritu Santo en individuos y comunidades que han sido tradicionalmente excluidos de dicho poder? ¿Cuándo has sido tocado de forma que podrías considerarte como lleno de Espíritu?
Lucas 3: 15-17, 21-22 presenta dos movimientos en el bautismo de Jesús -primero con agua y después con la declaración desde el cielo de que Jesús es el amado de Dios. ¿Pero quién es este Jesús? Antes, en el texto, Juan describe al que tiene que venir como bieldo, trabajando para limpiar la era (Lucas 3: 17). Con este bieldo, él separa la parte útil del trigo: la comestible, edificante y nutriente, de la parte inútil, la paja, que tiene poco beneficio para el ser humano. La paja es arrojada en un fuego que no se apaga.
Lo que se está describiendo no es la separación de los buenos de los malos, con los malos arrojados al fuego del infierno, una interpretación con la que la comunidad LGBT puede estar muy familiarizada. Más bien, el proceso de aventar recuerda un proceso de discernimiento y crecimiento espiritual. Dios separa de cada uno y de la comunidad aquellas acciones, creencias, prejuicios, actitudes que hacen poco para edificar y alimentar a los individuos y a la comunidad. Lo que de hecho es dañino, es separado de lo que nutre. Lo que se salva en este proceso es lo que alimenta, lo que sana, que crea comunidad y plenitud individual. Que el fuego no se apague, implica que esta acción de aventar es un práctica perpetua y continua para todos. Jesús como el aventador, amado de Dios, nos muestra a un Jesús, por lo tanto, cuya preocupación es traer la plenitud de la comunidad de amados de Dios.
¿Cómo podría Jesús, el amante de la justicia, estar llamándote a pronunciarte contra aquellas cosas que en tu comunidad dañan a los otros? ¿Qué puede estar Jesús aventando en tu vida? ¿Cómo eres llamado a la plenitud?
ORACIÓN INCLUSIVA
Dios de toda vida,
te damos gracias porque estás siempre con nosotros.
En las profundas aguas turbulentas,
en el éxtasis del amor,
aventando nuestra vidas
tu gracia nos basta.
Solos o reunidos en comunidad
tu poderoso amor nos rodea
al recorrer el sendero que pones ante nosotros.
Recuérdanos, Dios misericordioso,
que nosotros, todos nosotros, somos reunidos en ti.
En el nombre de Jesús. Amén.
Versión original en inglés: Out in Scripture