20.8.11

Aguas de salvación

21 de agosto de 2011
Domingo 21º de Tiempo Ordinario (Propio 16). Año A.

o
(Isaías 51:1-6 y Salmo 138, no incluidos en este comentario)

Agua y salvación mantienen unidos todos estos pasajes de la Biblia. Descubre aquí aguas poderosas que limpian, desafían, destuyen los dañinos poderes de muerte y crean nueva vida.

En Éxodo 1:8-2:10, la actitud del faraón de Egipto hacia el pueblo hebreo y su plan de deshacerse de ellos es muy familiar para las personas marginadas. El faraón declara: "Así que debemos tratarlos con mucha sabiduría para que no sigan multiplicándose. Puede suceder que, en caso de guerra, ellos también se alíen con nuestros enemigos y peleen contra nosotros, y se vayan del país" (Éxodo 1:10). La comunidad LGBT oye un eco de estas palabras en expresiones tales como "no preguntes, no lo cuentes" o "ama al pecedor, odia al pecado". Como con los hebreos, cada vez que alguno de nosotros sale del armario se suma a un grupo de número creciente y nuestros faraones se ponen nerviosos. Estos proclaman que somos una amenaza para la seguridad nacional, lo que justifica sus esfuerzos por intensificar la opresión. Este tipo de actitud ha estado en la raíz del genocidio y la limpieza étnica durante siglos; pero lo que también revela como cierto esta primera parte del Éxodo es que cuanto más se oprime a los pueblos marginados más se multiplican. Sabemos, como saben nuestros faraones, que hay fuerza en los números.

El agua juega un papel muy importante en la salvación de los hebreos. Las mujeres marginadas en el antiguo Egipto e Israel recurren al agua para propósitos salvíficos. Primero, Sifra y Fúa, parteras de las hebreas, "subvierten" las aguas del vientre y se aprovechan de las creencias racistas del gobernante sobre las mujeres hebreas, diciendo que son como animales fértiles que paren a sus bebés antes de que las parteras tengan tiempo de matar a estos niños (Éxodo 1:19). Aprovechándose de los prejuicios del gobernante y haciendo su trabajo, las parteras son capaces de salvar a muchos hebreos, poniéndose ellas mismas en peligro.

En segundo lugar, la madre de Moisés arriesga su vida y viola el propósito de la ley del faraón echando a su hijo en el Nilo, como estaba prescrito, pero en la seguridad de un cesto. También la hija del faraón de buen grado rescata al hebreo Moisés del agua y lo cría en la familia real. El agua en la historia del Génesis simboliza el caos; sin embargo, en los primeros capítulos del Éxodo, el agua hace posible la vida; particularmente para los hebreos que serán guiados a la tierra prometida por Moisés, cuya vida es salvada por los audaces "actos acuáticos" de unas pocas mujeres valientes, que con gusto y a riesgo de sus vidas rompen la ley.

¿Cuánto estamos dispuestos a arriesgar para participar en la liberación de unos y otros? Hay ejemplos de clérigos que han puesto en riesgo sus credenciales, al llevar a cabo Santas Uniones en contra de las posturas oficiales de las iglesias. Algunos se han unido efectivamente en grupo amplio, para oficiar tales ceremonias y así hacer difícil que los despidieran a todos. ¿Dónde estamos dispuestos a meternos y arriesgarnos? o ¿cuándo nos hemos arriesgado para hacer lo que es justo?

En el Salmo 124, el agua juega de nuevo un papel en la liberación nacional y nos recuerda las caóticas aguas que existían antes de la creación, así como el caos que resulta de ser perseguidos por el enemigo. Sin Dios no habría creación de seres humanos. Dios vela sobre todos nosotros y proporciona protección a todo el pueblo. Dios incluso nos libra de los peligros que intentan arrebatar nuestra vida. Hay veces en las que, como miembros de comunidades LGBT, nos sentimos como si nos estuviéramos ahogando en el agua de la homofobia y el odio que se ejerce contra nosostros. Sin embargo, el salmista nos promete que Dios tomará estas aguas caóticas y creará un mundo que nos incluye en nuestra plenitud. Dios nos liberará.

En Romanos 12:1-8, Pablo invita cariñosamente a los cristianos de Roma a ofrecer sus enteros cuerpos a Dios. Los cuerpos importan en la obra transformadora de la que Pablo está hablando en estos versos. Con frecuencia la sociedad valora un tipo concreto de cuerpo -blanco, varón, capaz, delgado, heterosexual. Pero Dios ha hecho nuestros cuerpos en todas sus formas, colores, tamaños, géneros y sexualidades. Estos son los cuerpos que cooperan con la obra de gracia de Dios en cada uno de nosotros y estos son los cuerpos que están unidos unos a otros en el cuerpo de Cristo.

En el verso 3, Pablo pide a los cristianos de Roma que sinceramente y humildemente sean honestos sobre quienes son -sus fuerzas y sus bordes de crecimiento. Para nosotros, esta honestidad significa que alabemos a Dios por nuestras habilidades y talentos, y confesemos a Dios nuestras debilidades y defectos. Cuando hagamos estas valoraciones de nosotros mismos, tendremos una actitud agradecida hacia Dios y una actitud más amorosa hacia otras personas sin tener en cuenta su actitud, su raza, su género y su orientación sexual.

Una vez más, el agua es un tema importante en estas exhortaciones de Pablo. Esta transformación y renovación que Pablo reclama para todos los cristianos es posible gracias a las aguas del bautismo (Romanos 6:4).

En Mateo 16:13-20, Jesús pregunta a los discípulos: "¿Quién dice la gente que soy?". Ellos dan una variedad de respuestas: "Juan el Bautista, Elías, Jeremías o uno de los profetas". Entonces Jesús cambia la pregunta y pregunta directamente a los discípulos, "¿Quién decís que soy?". Simón Pedro responde inmediatamente: "¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente!". Jesús dice a Pedro, al que lo negará tres veces: "Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló ningún mortal, sino mi Padre que está en los cielos". Jesús continúa diciendo: "tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia".

El lugar donde  Pedro hace esta declaración es Cesarea de Filipo, también conocida como Banias -el lugar donde los romanos adoraban a Pan, el dios de todas las cosas. Este lugar está situado al pie del monte Hermón y contiene una colina con una enorme caverna donde el agua una vez en su historia salió a borbotones para iniciar el curso norte del río Jordán. En una tierra frecuentemente privada de agua, Banias era un oasis y un símbolo de nueva vida y fertilidad. Es significativo que Jesús sea proclamado Cristo e Hijo del Dios viviente en un lugar tan lleno de vida y de aguas vivientes. Pedro también hace su declaración radical de fe a riesgo de su propia vida.

Jesús pregunta a sus discípulos hoy: "¿Quién decís que soy?". Las comunidades marginadas usualmente tienen nombres especiales, para las entidades espirituales que centran y aún salvan sus vidas. Esta cuestión es una pregunta liberadora pues cada uno de nosotros puede contestar. Algunos pueden responder: "Amigo duradero, Amante leal, Liberador compañero en el sufrimiento".

¿Quién es Jesús para ti? Y ¿cuál entiendes que es el papel de la Iglesia que él estableció a través de Pedro?

Oración inclusiva

Reflexiona sobre las Escrituras del día una vez más y piensa en una masa de agua que sea especial para ti. Imagínate a ti mismo dentro de esa agua o al borde de la misma. Cómo puede invitarte esa masa de agua a participar en un acto de liberación, una declaración de fe, o en la transformación o en la sanación? Escribe tu respuesta en un diario o compártela con un amigo.