24 de julio de 2011
Domingo 17º de Tiempo Ordinario. Año A.
o
-comentario no incluido)
Los pasajes de la Biblia de hoy nos invitan a asumir las formas en las que Dios está trabajando por el bien de todas las personas al desafiar nosostros actitudes y teología, incluso definiciones de matrimonio, que pueden impedirnos amarnos unos a otros.
Romanos 8:26-39 es parte de un largo pasaje en la carta de Pablo a los Romanos en la que Pablo menciona la realidad del sufrimiento en las vidas humanas y en la creación. Pablo también menciona la realidad de la esperanza en medio del sufrimiento que se fundamenta en nuestro futuro en Dios y en la presencia del Espíritu con nosotros, "gimiendo" con nosostros, intercediendo por nosotros y ayudándonos en nuestra debilidad.
El verso 28 se cita con frecuencia fuera de contexto, "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados". Para algunos, este verso ha llegado a significar que si las personas sufren, entonces no son llamadas ni amadas por Dios. Para otros el enfoque ha sido trivializar el sufrimiento, argumentando que Dios rescartará finalmente nuestro sufrimiento y lo convertirá en algo bueno. En su contexto, sin embargo, la fuerza de este verso sugiere que Dios está presente para nosotros y que trabaja para el bien en nosostros y en todas las cosas -incluso el sufrimiento.
Los versos 31-39 suenan más como un himno, una canción del amor de Dios por la creación y por su miles de formas, que como una doctrina o una proposición teológica. Miguel de la Torre reflexiona: "Cuando me convertí al cristianismo, la comunidad eclesial a la que pertenecía me enseñó lo que significaba ser cristiano. Desafortunadamente, ellos fundían y confundían sus puntos de vista sociales y políticos con interpretaciones bíblicas. Algunas de esas opiniones eran homofóbicas y eran aceptadas de manera acrítica como bíblicas, provocando la separación entre Dios y el objeto del amor de Dios. Sinceramente, esto es una contradicción a la promesa de los versos 38 y 39. Estas primeras opiniones que adopté, aunque creyendo que estaban de acuerdo con la voluntad de Dios, realmente causaban obstáculos para la relación entre Dios y aquellos por quienes Cristo padeció. Pero la buena noticia es que ni muerte, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni siquiera una interpretación equivocada del cristianismo, nada de esto puede separar a la comunidad LGBT del amor de Dios."
En tu trayectoria personal de fe, ¿hay creencias u opiniones que alguna vez hayas sostenido, que fueran diferentes a las de ahora?, ¿cuáles son?
Para Mona West, este ha sido un pasaje muy poderoso del apóstol Pablo para las personas LGBT: "Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?" (verso 31). "Nada puede separanos del amor de Dios, que es en Cristo Jesús" (verso 39). Puedo recordar el sentimiento de esperanza palpable en la habitación cuando estos versos fueron leídos en un funeral por un hombre joven que había muerto de SIDA en los primeros años de la pandemia. Incluso aunque había quienes en su propia familia habían estado "contra" él, como hombre gay, y quienes creían que ciertamente el SIDA lo había "separado" de Dios, y quienes no podían acercarse para tocarlo físicamente en vida o en muerte, esta promesa de Romanos 8 resonó por toda la iglesia de su infancia. Nada en vida o en muerte podía separarlo del amor de Dios, que es en Cristo Jesús.
Génesis 29:15-28 es parte de un ciclo narrativo más amplio que se refiere a los hijos del patriarca Isaac, Jacob y Esaú. Las tornas se vuelven para Jacob que antes se la jugó a Esaú por su primogenitura (Génesis 25-28). Ahora es a Jacob a quien su suegro Laban se la juega, dándole a su hija Lea en vez de a su hija Raquel en la noche de bodas. Esta historia de Génesis 29 establece una fiera competición entre Lea y Raquel para ver quien puede darle más hijos a Jacob. El valor de una mujer se medía en esta sociedad patriarcal, por el hombre al que pertenecía (esposo o padre) o los retoños varones que producía. Los sistemas y estructuras opresivas de hoy, con frecuencia enfrentan a las personas LGBT contra otros grupos marginados. En nuestros esfuerzos por "luchar por el mismo trozo de tarta" que la cultura dominante ha elegido darnos, fallamos a la hora de trabajar juntos para asegurar que se comparte "toda la tarta".
Deborah Appler señala que aunque el leccionario corta el resto de la historia de Lea y Raquel, estas dos mujeres forman a veces una alianza dentro de las restricciones de su matrimonio patriarcal. Alguunas interpretaciones judías, midrashim, sugieren que, puede que por respeto por la tradición o por el amor por su hermana, Raquel comparte información con Lea, para engañar a Jacob de forma que se interese por ella. Otro sugiere que Raquel podría haber conversado con Jacob desde debajo la cama cuando Jacob y Lea consumaban el matrimonio. Aunque el último objetivo de Raquel y Lea era tener sexo con Jacob para producir hijos, Lea y Raquel compartían mandrágora (Génesis 30), una antigua planta que se creía que era a la vez afrodisiaco y potenciador de la fertilidad. Ambas mujeres son reverenciadas en la trradición judía como madres de Israel. De nuevo, incluso cuando trabajan juntas, buscan ajustarse al sistema tal como se presenta y hay una competición.
Esta lectura del matrimonio entre Jacob, Raquel y Lea complica el retrato del matrimonio encontrado en el Salmo 128 y hoy día. Se oye mucha retórica de la derecha radical sobre la necesidad de regresar a una definición bíblica de matrimonio, pero como ilustra el texto de Génesis, imponer una definición bíblica de matrimonio sobre la sociedad moderna es opresivo, especialmente para las mujeres. Estos valores bíblicos se basan en la asunción de que los cuerpos de las mujeres son una propiedad que puede ser vendida o comercializada a cambio de siete años de trabajo. Los hombres pueden adquirir a estas mujeres como posesión una vez que han llegado a la pubertad y pueden producir hijos. Una aceptación literal del matrimonio bíblico permitiría la poligamia. Afortunadamente, la definición de matrimonio evolucionó a lo que hoy es para la mayoría de los occidentales: una relación basada en el amor, no en la adquisición de cuerpos femeninos ni en la creación de seguridad financiera ni en asegurarse la reproducción. Igual que la definición de matrimonio ha evolucionado hacia la de una relación basada en el amor, puede ser que el próximo paso sea que importe menos el género de los adultos que vayan a casarse y más la consideración del matrimonio como una relación de entrega mutua y auto-donación.
¿Cómo podría la definición de matrimonio continuar evolucionando en tu comunidad de fe?
Las parábolas en Mateo 13:31-33,44-52 son parte de un capítulo más largo de Mateo en el que Jesús conversa con sus discípulos de su uso de las parábolas. Las parábolas de la semilla de mostaza y la levadura proclaman que aunque en apariencia imperceptible, la acción de Dios está aún manos operándose en el mundo y en nosotros (en palabras de Pablo de Romanos 8, "con gemidos indecibles"). Mientras que las parábolas del tesoro en el campo y la perla de gran valor enfatizan no el hayazgo, sino la respuesta arroyadora dada al descubrimiento. La acción de Dios, no importa cómo de grande o pequeña, siempre busca la respuesta humana.
Quienes en la comunidad LGBT declaran sus creencias cristianas son este grano de mostaza. Ellos son peuqños comparados con organizaciones más establecidas que preferirían que esta semilla no se plantara en los campos de la fe en absoluto. Pero como la semilla de mostaza, las contribuciones que la comunidad LGBT puede hacer a la comunidad de fe más amplia, podría ser tan grande que los estudiosos de la Biblia, teólogos y moralistas heteros y LGBT serían capaces de encontrar descanso sobre sus ramas.
Oración inclusiva
Ora con Romanos 8:38-39 como una oración de respiración.
Al inspirar, ora: "nada puede separarnos".
Al espirar, ora: "del amor de Dios".
Al inspirar, ora: "en Cristo Jesús".
Al espirar, ora: "en Cristo Jesús".
Después realizar esta oración varias veces, escribe en un diario o comparte tu experiencia en voz alta con un grupo.