10.7.11

Pertenencia queer

10 de julio de 2011
Domingo 15º de Tiempo Ordinario. Año A.

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El deseo de pertenencia es muy básico para nosotros. Sin embargo, ¿a qué coste?, ¿con qué beneficios?, ¿cómo funcionaría esta pertenencia en la propia vida?, ¿marcando los límites o transgrediéndolos?

Génesis 25:19-34 continúa el culebrón que envuelve al hogar "tan nomal" de Isaac y Rebeca, lleno de tensión y dividido. Sus hijos, Esaú y Jacob, luchan entre ellos incluso en el vientre de Rebeca. Son increíblemente distintos. Esaú es el ojito derecho de su padre y Jacob el de su madre. Esaú, velludo y rubio, es un hombretón de acción, un cazador diestro. Jacob, el tranquilo, se queda entre las tiendas y cocina. Es también un oportunista que sabe cómo salir adelante. Esaú tiene el derecho de primogenitura, pero no le importa. Jacob no lo tiene pero lo quiere, y lo obtiene, ¡por un plato de lentejas!

En medio de este hogar tan típico, acuciado por la alienación, la disfunción y la privación de derechos, ¿hay alguna buena noticia? Tan queer como suena, Jacob desafía y da la vuelta a todas las expectativas en un hogar patriarcal. No sólo gana el derecho de primogenitura, el alienado, el apartado y anti-macho Jacob es el vehículo de Dios para llegar a todas las naciones. Y finalmente él y Esaú se reconciliarán (Génesis 33). El mensaje increíblemente sorprendente -y esperanzador- es que no hay enemigos permanentes.

¿No hay enemigos permanentes? ¿Es esto cierto en tu caso? ¿Qué significa "amar a nuestros enenmigos"?

Isaías 55:10-13 representa la experiencia del exilio de Israel bajo el poder imperial babilónico. Como en el caso de Jacob, las cuestiones de pertenencia, identidad y lucha invaden el escenario. Dios, visto previamente como opresivo al permitir el exilio, se presenta ahora como quien libera del mismo. Aquí, los propósitos de Dios, expresados a través de su palabra, se centran en la vida y la esperanza. Los exiliados son retados a resistir. Se les promete el regreso a su país y el florecimiento abundante, extravagante, de toda la creación. No hay límites a la bondad de Dios, incluyendo a las comunidades LGBT. No importa qué, todo tiene su lugar [pertenencia] en los propósitos dadores de vida de Dios. La afirmación de la fidelidad de Dios surge de su experiencia vivida.

¿Es la Biblia una fuente de esperanza y ayuda para ti? Si es así, ¿cómo?

Romanos 8:1-11 contiene algún vocabulario potencialmente engañoso, sobre todo en el lenguaje de Pablo sobre "espíritu" y "carne". Pablo no usa el lenguaje del "espíritu" para referirse a una existencia desencarnada, en la que las "almas" humanas están separadas de los cuerpos. Ni el lenguaje de la "carne" se refiere a los cuerpos, ni condena la corporalidad. Más bien, el "espíritu" se refiere al Espíritu de Dios y de Cristo que habita en las comunidades de creyentes y en los cuerpos de los creyentes -afirmando la importancia de las relaciones y de la vida diaria (8:4-11). La "carne", como Pablo lo define en en los versos 7-8, no es corporalidad, sino que se refiere a un modo de vida hostil a Dios. La vida en el Espíritu de Dios significa pertenencer al Dios que libera al pueblo de toda condenación, y que afirma la importancia de una vida encarnada. La vida en el Espíritu significa pertenecer a los propósitos de Dios y a su pueblo. Dicha pertenencia manda que los demás no sean excluidos de esa vida.

Mateo 13:3-9, 18-23 urge a los lectores a tener "entendimiento" u "oídos" que disciernan. Es crucial para la parábola oír o discernir cómo es Dios y cómo actúa. La parábola describe la siembra indiscriminada de Dios o su alcance a todas las personas, así como la vida abundante, extravagante y fructífera que se sigue para los que continúan en relación con Dios. Con frecuencia, escuchas distorsionadas u "oidos cerrados" intentan odiosamente restringir la siembra de Dios, declarando exclusiones de la acción de Dios. Pero la referencia de la palabra a la producción del "ciento por uno" ofrece una visión más grande y más bella.

Para las comunidades LGBT, la parábola apunta no sólo a la "salida del armario", sino a una vida abundante y fructífera caracterizada, entre otras cosas, por una inclusividad radical que transciende todo límite, así como al gozo y a la celebración. Las semillas deben ser fuertes para crecer. Pero deben ir más allá de la supervivencia, hacia la fructificación o al florecimiento. Los oídos que disciernen participan con asombro y sobrecogimiento en la bondad de las abundantes maneras de Dios.

¿Cómo podrían vivir las comunidades LGBT en medio de circunstancias frecuentemente difíciles, buscando no solo sobrevivir, sino florecer y celebrar la bondad de Dios con asombro y sobrecogimiento?

Oración inclusiva

Dios de gracia, Poder de todos los seres,
ayúdanos a creer que tú eres Quien protege nuestro corazón
de la desesperación,
de la falta de esperanza,
del frío y la indiferencia.
Concédenos los dos bellos compañeros de la Esperanza:
el sagrado Enojo porque las cosas sean como son,
y el Valor para transformarlas como deberían ser.
En el nombre de Quien nos muestra
el espíritu de la profunda compasión y la justicia.
Amén.