15.12.09

Llevar una carga, llevar una Buena Noticia

Domingo 4º de Adviento. Año C.

En el último domingo de Adviento, el canto de María nos desafía a abrazar nuestra llamada distintiva -una llamada preñada tanto de cargas como de gozos- a servir los santos y justos propósitos de Dios.

Miqueas 5:2-5a; Lucas 1:47-55 o Salmo 80:1-7; Hebreos 10:5-10; Lucas 1:39-45 (46-55)

Esta semana conversan Michael Joseph Brown y Shively T. J. Smith.

Lucas 1: 39-45 (46-55) contiene la declaración increíblemente poderosa que llamamos el Magníficat. Lo raro de esta canción es la complacencia de María, como madre soltera en una sociedad extremadamente tradicional, en tomar una carga tan insólita. A diferencia de la narración del nacimiento en Mateo, el ángel Gabriel habla directamente a María y no hay testimonio en Lucas de la comunicación del ángel con José. En respuesta a Dios, María abraza la clara santa vocación de ser diferente a lo que la sociedad sostiene como norma. Ella acoge el "ser diferente".


María aceptó el estigma -esta vocación y convicción- porque Dios estaba haciendo algo nuevo y poderoso en la historia del mundo. Reconociendo su propia situación, María declara: "Dios, mi Salvador, porque ha puesto sus ojos en mí que soy su humilde esclava." Como muchas personas LGBT en nuestra sociedad, María comprende lo que se siente al llevar la horrible carga de ser diferente.

A diferencia de muchas personas LGBT, sin embargo, María no ve en su diferencia una razón para la desesperación. Ella ve a través de su identidad, este estigma, y reconoce que Dios está trabajando a través de su diferencia, para transformar las estructuras sociales que dominan el mundo. A través de esta aceptación de María de su propia identidad, Dios destruye los planes de los soberbios (Lucas 1: 51). Su canción sigue: "Derribó a los poderosos de sus tronos y encumbró a los humildes. Llenó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con manos vacías. Se desveló por el pueblo de Israel, su siervo, acordándose de mostrar misericordia, conforme a la promesa de valor eterno que hizo a nuestros antepasados, a Abrahán [y Sara] y a todos sus descendientes" (Lucas 1: 52-55).

"¡Qué transformación tan radical! -comenta Shively T. J. Smith-. El énfasis en Dios como Salvador pone de relieve la situación apremiante de los débiles y no de los poderosos. El himno es una invitación a todos los pueblos para reconocer que la Buena Noticia de Jesucristo es que Dios se sitúa al lado de los excluidos y oprimidos. A quienes carecen de reconocimiento, aprecio y voz a lo largo y ancho de la sociedad y del mundo religioso, se les asegura que Dios está con ellos primero y ante todo porque Dios es Salvador. El aislamiento de las instituciones humanas no implica separación de la misericordia y la compasión de Dios." La promesa del nacimiento de Jesús es que las estructuras opresivas que rigen nuestras vidas serán arrolladas, se impondrá la justicia y aquellos que estaban abajo o en los márgenes reclamarán el sitio al que tienen derecho en el nuevo orden social.

¿Cuándo has sentido personalmente la "diferencia" en tu propia vida y en tus asuntos? ¿Quién te proporcionó apoyo y seguridad en esos momentos?

La trama que corre a través de las lecturas del día, es la prometida liberación de Dios. En el Salmo 80: 1-7, el salmista clama a Dios por la liberación del pueblo de Dios del ataque de sus enemigos. La oración destaca a Dios como liberador, similar al Dios transformador expresado en el Magníficat. El autor de Hebreos 10: 5-10 reimagina para la iglesia temprana lo que significa el ministerio de Jesús en términos rituales o litúrgicos. Como María, Jesús asumió una misión que transformó prácticas humanas centrales. En lugar de los sacrificios repetidos, el acto de sacrificio de-una-vez-por-todas de Jesús abole dichas prácticas (Hebreos 5: 9). Miqueas 5: 2-5a es un texto de transformación también en el que el profeta prevé al agente de cambio como uno de paz (Miqueas 5: 5a).

Ninguna transformación sucede sin alguna alteración en las estructuras existentes. Las personas en nuestra sociedad están normalmente asiladas en grupos en los que el sexo, la etnia, la orientación sexual o la identidad de género dan como resultado violencia, injusticia y abandono. Muchos han llegado a darse cuenta de que la superación de esas líneas de división -división frecuentemente impuesta por la negligencia y el mal uso del poder- crea no sólo un nuevo poder de base, sino uno que puede agitar los cimientos de una estructura social dedicada a perpetuar sus propios prejuicios.

¿Cuándo te has sentido estigmatizado, cuál ha sido tu plegaria? ¿Cómo puedes empezar a vencer la idea de ser estigmatizado en tu propia vida?

Como miembros de la comunidad LGBT que se preparan para la venida del Cristo niño, deberíamos reconocer la oportunidad en nuestro entorno de llegar a otros que arrastran la carga de estigmas impuestos también socialmente. Empezamos por repensar la idea de que estamos estigmatizados. La idea de que arrastramos un estigma social es una idea impuesta por otros, no una que debamos aceptar como una definición auténtica de nosotros mismos. ¡Lo que somos es un don de Dios! Cuando aceptamos nuestras vidas como un don, aunque uno que viene justo con una llamada, misión o vocación, entonces podemos decidirnos a interactuar positivamente en el mundo alrededor nuestro. Como María, podemos y debemos glorificar a Dios por dotarnos con nuestro sexo, nuestra etnia, nuestra orientación sexual y con otros diferentes identificadores que nos hacen ser quienes somos. En respuesta a nuestra sorprendente singularidad, deberíamos cantar: "Todo mi ser ensalza al Señor. Mi corazón está lleno de alegría a causa de Dios, mi Salvador" (Lucas 1: 46-47).

¿Cuál es tu oración, y la oración de tu propia comunidad de fe, por aquellos que están estigmatizados? ¿Cómo puedes llegar a aquellos que en tu comunidad afrontan estigmas socialmente impuestos?

ORACIÓN INCLUSIVA

Dios poderoso,
ayúdanos a ver nuestras cargas como bendiciones,
nuestros estigmas como insignias de honor,
y ayúdanos a dedicarnos de nuevo
a la misión de gracia que tú has dispuesto para nosotros en este mundo.
En el nombre de Jesús, Amén.

Versión original en inglés: Out in Scripture