29.10.11

Unos líderes auténticos, un pueblo que discierne

30 de octubre de 2011
Domingo 31º de Tiempo Ordinario (Propio 26). Año A.

¿Quién habla de parte de Dios? ¿Cómo podemos discernir el auténtico mensaje cuando nos enfrentamos a -o somos tentados por -la condena, la codicia, el estatus y las nociones corrompidas de poder? Los pasajes de esta semana nos proprocionan importantes pistas para responder a cuestiones tan importantes.


En una época bombardeada con mensajeros que reclaman hablar de parte de Dios, ¿cómo podemos discernir mensajes que son verdaderamente dadores de vida? Junto con el antiguo salmista y el profeta en Miqueas 3:5-12, clamamos contra el interés propio, la codicia y el miedo que corrompen las motivaciones de los líderes y privan de relaciones sociales de auténtica justicia.

El Salmo 43 da testimonio del permanente poder de las personas y comunidades que claman por la  liberación de una condena injusta. Orando para que la verdad y la justicia la guíen (para no ser engañada), la salmista proclama su sitio en el altar de Dios. Ella busca refugio en Dios. Hace esto frente a las injusticias que podrían tentarla a permanecer excluida mientras que lucha por su liberación. Este ejercicio de poder solo puede venir de experiencias que nos conecten con nuestra auténtica dignidad a los ojos de Dios: culto, comunidad y oración. Lejos de retirarse de actuar en el mundo, la salmista nos recuerda el trágico coste cuando cualquiera es sistemáticamente desplazado, despreciado o abandonado en la casa de Dios y en el mundo de Dios.

Las personas LGBT de hoy soportan las cargas exclusivas de una demonización extendida -aislamiento y condenación proveniente de quienes reclaman hablar de parte de Dios. En el capítulo tercero del libro de Miqueas, el profeta clama en contra de aquellos líderes que proclaman la bendición divina sobre la nación mientras roban y desplazan a sus ciudadanos y prójimos. Su codicia -de bienes materiales, de popularidad, recursos de seguridad superficiales- nubla su juicio y confunde la abundancia ganada a expensas de otros con la verdadera paz de Dios. Miqueas sabe que "sobre los [falsos] profetas se pondrá el sol", sobre aquellos cuyos testimonios morales están tan confundidos (verso 6).

Aquellos quienes piensan que pueden apoyarse en Dios, por el contrario se han perdido y han acumulado egoistamente falsa ganancia. Quienes construyen la Sión de Dios, lo hacen con "sangre" e "injusticia" (Miqueas 3:10). ¿Están tentados por una mentalidad del tipo "el fin justifica los medios" en sus instituciones? El texto proporciona claves para las alternativas de Dios: justicia, equidad y servicio auténtico que no esté pervertido por el interés propio. Lleno de un Espíritu diferente, con espíritu de justicia y valor, Miqueas se atreve a decir la verdad sobre las consecuencias de tal injusticia y falta de equidad: la inminente pérdida de la revelación de Dios y la ruina de su comunidad.

¿Cómo es bendecido el Cuerpo de Cristo por los dones de las comunidades LGBT cuando viven su vida juntos en autenticidad y dependencia de Dios frente a los mensaje de condena? ¿Cuándo y dónde podríamos, como Miqueas, demandar un liderazgo en la iglesia y en la sociedad orientado verdaderamente hacia la justicia?

Quizá 1 Tesalonicenses 2:9-13 nos recuerda la pregunta de si el liderazgo auténtico busca dominar o nutrir. La imaginería de específica de paternidad masculina (verso 11) en su papel de plantador de la iglesia, nos trae a la mente las ideas arraigadas de nuestra tradición acerca del liderazgo como dominación. Sin embargo, Pablo habla de impulsar, alentar e interceder ante una iglesia familiar que se enfrenta al desánimo, la falta de confianza en sí misma y el temor.

Por todas partes en 1 Tesalonicenses, Pablo se compara con una nodriza y a ellos con un niño a su cargo (1 Tesalonicenses 2:7). Se nos recuerda, además, que no está solo en las labores del Evangelio -y tampoco nosotros lo estamos. Pablo recuerda a los Tesalonicenses "nuestra labor" y dice "damos gracias a Dios" (verso 13). Cuando hace valer su autoridad al pasar a los ánimos y las exhortaciones, Pablo no lo hace apelando a su cargo, al miedo o a la autorización divina, sino al servicio, a la relación y a una vida piadosa. Quizá es esto por lo que los tesalonicenses aceptaron lo que habían escuchado como verdadera Palabra "de Dios" y no como una simple comunicación humana (verso 13). Sin embargo, la comunidad debe seguir discerniendo tanto la naturaleza de su propio sufrimento, como sus respuestas a la palabra de Dios.

Como los versos que siguen al pasaje de 1 Tesalonicenses, el evangelio en Mateo 23:1-12 ha sido también malinterpretado como apoyo al antisemitismo. Cuando miramos fielmente y de cerca al contexto social del pasaje, reconocemos que la crítica de Jesús a los líderes religiosos de sus días no es una crítica cristiana de los judíos. Vemos en este pasaje el desafío permanente de pedir, a todos los líderes, que sean auténticos y responsables de sus acciones justas o injustas.

También recordamos que nosostros somos todos líderes de alguna forma. La llamada a la autenticidad incluye aquí practicar lo que predicamos, purificando las motivaciones de nuestro corazón para el ministerio público, y viviendo en relaciones de mutualidad. Cuando hacemos esas cosas, nos colocamos en un lugar humilde, recordando qu Jesús dijo: "todos sois hermanos" (veso 8). Esta es la senda que evita la imposición de nuestras cargas y necesidades sobre otros de quienes somos responsables. Esta es la senda para ocupar la cátedra de Moisés (sea cual sea el papel de líder al que hayamos sido llamados), como si estuviéramos sobre el suelo sagrado de la zarza ardiente. Allí, escucharemos de nuevo la llamada del Libertador a ser agentes de justicia y no necesitaremos ser ni más ni menos que nosotros mismos.

¿En qué situaciones eres llamado a ser líder? ¿Cómo afecta pensar en ti como "hermano" cuando disciernes o buscas declarar la voluntad y el camino de Dios? ¿Cómo y cuándo sabes hablar o actuar por la justicia de Dios?
Vivimos en un momento en el que los carteles de "Todos son Bienvenidos" se cuelgan fuera de muchas iglesias. Con demasiada frecuencia, sin embargo, estos carteles son solo trucos de mercado cuando las iglesias no ofrecen verdaderamente la hospitalidad de Dios. Hay un gran contraste entre la invitación abierta, y la posición de la congregación o denominación en su política de ordenación o en su trabajo por la justicia. ¿Dónde está la autenticidad en esta política de autopromoción? Vivimos en un momento en el que los líderes tanto de la iglesia como de la sociedad pueden pedir a gritos su porpia aceptación, prestigio, ganancia material y popularidad, y decir culaquier cosa que les proporciona esta seguridad. Los creyentes que hacen esto, nublan su discernimiento de la revelación de Dios y se arriesgan a la ruina comunitaria. En las vidas auténticas, el ejercicio del poder y la justicia van de la mano.

Oración inclusiva

Oh Dios, tantas voces demandan nuestra lealtad.
Voces de autoayudo, voces nacionalistas,
voces de domincción y voces de resentimiento-
ellas proclaman: "Así dice Dios".
Sin embargo, tú eres el Dios de los profetas:
Amós e Isaías, Isabel y Ana,
Natán y Elías, las hijas de Felipe y la mujer de Corinto.
Concédnos la gracia de oír todas esas voces con oídos responsivos.
Concédenos la sabiduría de discernir las voces verdaderas de las superficiales,
de las que se sirven a sí mismas, de las engañosas.
Concédenos la gracia y la sabiduría de prestar atención a las voces
que señalan hacia tu camino y tu comunidad.
En el nombre de Cristo -y por nuestro bien y por el bien del mundo- te lo pedimos.
Amén.